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Not Into You - Brooksie◞───────⊰·☆·⊱───────◟

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Not Into You - Brooksie
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— No te culpes por cosas fuera de tu control. Todos hicimos lo que pudimos. —

Quiero hacer que entienda.

No me respondió, simplemente mirándome con sus ojos hinchados de tanto llorar.

Quiero abrazarla devuelta, pero no me atrevo.

Ni siquiera me atrevo a tocarla en primer lugar. Temo que si lo hago, me rechazara como cuando despertó de su coma.

No entiendo absolutamente nada ella.

No se porque me pide que me aleje y minutos después me abraza. Tampoco porque llego esa noche a la biblioteca  o porque parece tan inquieta con Kosei cerca.

O porque me abrazo ahora, aunque es obvio que es por el alcohol.

Aun así, no puedo quitarle el ojo de encima.

Sin darme cuenta la observo todo el tiempo y recuerdo con detalle cada momento en mi memoria.

Esa primera vez que nos encontramos y como quiso ayudarme con mi venda. Me pareció raro, nunca nadie se había ofrecido a ayudarme así antes.

Cuando me habló de su sueño de tener una casa con jardín esa mañana en el río.

O aquella noche en el pueblo junto a los Futago, cuando la veía tan emocionada y sus ojos brillaban junto a las luces del lugar.

U hoy, que estaba tan feliz y emocionada por el cumpleaños de Masachika.

Me molesta que ocupe un lugar tan grande en mi mente, pero no puedo evitarlo.

— Solo descansa, ¿si? — Dije, levantándome de mi asiento.

— No te vayas... — Me pidió en voz baja.

Suspiré sabiendo que no puedo decirle que no y me senté en el suelo, mirando la forma en la que ella se acuesta en su cama.

Su cuerpo, aun envuelto en vendas y yesos, parece muy pequeño así.

— Ya esta, no me voy a ir. — Gruñi alzando ambas manos en señal de derrota.

— Pero yo decía... — Se queda callada antes de seguir hablando y se mueve sobre la cama, poniéndose de lado en mi dirección. — Nada. —

— ¿Te sientes mejor? — Pregunte.

Nos hubieramos ahorrado todo este problema si ellos no hubiesen querido emborracharse.

El sake es una mierda, odio el olor y a todos los borrachos en general. Me trae malos recuerdos.

— Si, gracias... —

Lo único que puedo hacer ahora es cuidar de ambos. Masachika ya esta dormido, pero Meiko sigue mirándome como un gato de ojos grandes y afilados.

Me voy a quedar hasta que se duerma. No quiero que se suba a su silla y haga cualquier estupidez.

Felicidad | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora