24

260 52 54
                                    

Pretty Girls Make Graves - The Smiths◞───────⊰·☆·⊱───────◟

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pretty Girls Make Graves - The Smiths
◞───────⊰·☆·⊱───────◟

El tiempo pasa demasiado rápido para mi gusto.

Hubiese querido que el tiempo se detenga cuando aún vivía con mi familia y todo era normal.

Tal vez por eso a veces me pican mis cicatrices. Quería que todo sea como cuando aún no las tenía.

— Sanemi, ¿vamos a ver a Mei? — Pregunto Masachika una tarde, luego de entrenar.

— No, debo... hacer algo. — Murmure, rascándome la nuca sin saber que otra excusa poner.

— ¿Por qué? Hace una semana que no andamos los tres. Meiko ya piensa que te enfermaste. — Insiste tratando de rodearme con un brazo, pero lo evito dándole un golpecito en la frente con mis dedos.

— Ya te dije que tengo que hacer cosas. No me molestes. —

— ¿Pero que diablos le digo a Mei? ¡No me digas que ya te conseguiste novia y nos vas a abandonar! ¡Creí que la chica que te gustaba era..! — Le tape la boca antes de que siga hablando, sabiendo lo que iba a decir.

— ¡Cállate, mierda! — Le grite antes de sentir como mi palma se humedecia.

— ¿¡Acabas de lamer mi mano!? — Volví a gritar, empezando a enojarme. Él solo se río como un idiota, burlándose de mi mientras lo soltaba para limpiarme con mi ropa.

— ¿Que secreto estas ocultando? — Pregunto mientras volvía a acercarse, yo retrocedí. Seguimos así hasta que mi espalda golpeo la puerta del dojo.

— ¡N-Nada! ¡No insistas! — Volví a gritar, pero me sentí tenso cuando puso ambas manos alrededor de mi cabeza, acorralandome.

De repente el aire se sintió tenso.

— ¡Dime la verdad, obviamente estas ocultando algo! Te conozco, Shinazugawa... — Murmuro acercando su cara a la mía, alzando su ceja para verse amenazante.

Sinceramente lo estaba logrando. No pude evitar tensarme cuando me habló por mi apellido.

— ¡Vete a la mierda! — Grite, empujándolo. Él se agarro del cuello de mi uniforme, ambos caímos y empezamos a pelear en el suelo.

Prefería que me muela a golpes antes que confesarle que estaba intentando aprender a escribir.

Soy un espadachín, mis manos están hechas para blandir mi katana, pero son inútiles para algo tan simple como escribir.

Felicidad | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora