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She Won't Go Away - Faye Webster◞───────⊰·☆·⊱───────◟

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She Won't Go Away - Faye Webster
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Cuando estaba en mis brazos sentía que podía tenerlo solo para mi.

Porque desde ese momento sabía que Sanemi estaba roto, pero anhelaba cuidarlo con la esperanza de curar todas sus heridas.

— Incluso si no puedo, déjame cuidarte. — 

— Si no puedes, entonces seré yo la que cuide de ti. —

Esa noche, a pesar del frío que se filtraba por debajo de la puerta movediza, se sintió cálida al compartir ese abrazo.

No nos besamos y tampoco nos dijimos "te amo", pero nuestros sentimientos quedaron implícitos.

Cuando levanto su rostro de mi hombro y sus manos dejaron de apretar mi camisa, me aferre a su pecho en un intento de no separarme de él.

— Quedémonos así un rato más... — Susurré y él soltó un suspiro de aceptación, envolviendo mi cintura con sus brazos.

Sentí su respiración tranquila y como olío mi cabello, entonces cerré los ojos para disfrutar el momento de paz.

No dije nada y él tampoco. El silencio reinó en el pasillo mientras manteníamos el abrazo.

Era una forma de entendernos. El silencio fue nuestro cómplice y estaba plasmado en nuestras miradas, unas de sinceridad y afecto.

— Si nos quedamos así toda la noche, alguien nos va a ver... — Susurró en voz baja, pero sus manos no se separaron de mi cintura en ningún momento. Apretó la tela sobre mi piel, como si buscara confirmar que había algo ahí abajo.

— No me importa... — Murmure aferrándome más a sus brazos. — Vas a quedarte hasta pasado mañana al menos, ¿no? — Levante un poco la cabeza al preguntarle esto, queriendo ver su rostro.

— No me iré hasta que nos den una misión, supongo. — Respondió mirándome a los ojos, entonces le sonreí.

Estaba feliz. Quería pasar año nuevo con todos, especialmente con él.

— Que bueno... —

Nos quedamos mirando al otro en silencio por un rato y mis ojos bajaron a sus labios unos segundos más de lo normal.

Mi deseo por más cercanía era intenso, estaba casi segura que se notaba en mi mirada.

Quise acercarme y cerré los ojos en el proceso, pero Sanemi nos separó antes de que pudiera hacerlo.

Felicidad | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora