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Sueños◞───────⊰·☆·⊱───────◟

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Sueños
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"Querido Sanemi,

¿Como estas? Lamento mucho lo que pasó con mi maestro la última vez. Espero que puedas perdonarlo a él y a mi.
Pasaron muchas cosas y los planes que tenía cambiaron. Me quedaré aquí por un tiempo, entrenando con el ex pilar Kuwajima. Encontré una posible forma de recuperar mis recuerdos de la infancia, pero la verdad es que me quedare solo porque mi maestro me lo pidió.
Por favor, cuídate mucho. También intenta que Masachika no haga nada loco en mi ausencia, ¿si?
Espero verte pronto. Te extraño.

Con amor, Meiko."

La carta cuidadosamente doblada estaba guardada dentro del bolsillo delantero de su pantalón. Por supuesto, no iba a dejarla en cualquier lado.

A pesar de que Sanemi se veía incapaz de responder por su falta de alfabetismo al escribir, no fue capaz de soltarla desde que la recibió unos días después de despedir a Meiko.

Las semanas pasaron y el frío tan característico del invierno lentamente ha dejado de ser tan fuerte. Marzo le ha dado lugar a un clima diferente, más primaveral.

Las calles de Tokio se sentían asfixiantes entre tantas personas y edificios, Sanemi podía sentir como un incómodo calor se acumulaba por su piel debajo del uniforme.

No habían temperaturas altas, tampoco un sol descomunal. Tal vez era una forma de manifestar su incomodidad.

Volver a Tokio, donde nació y se crío, no era realmente la gran cosa. No lo consideraba especial.

No se lo dijo a nadie, ni siquiera a Meiko cuando ella misma le contó que también vivió aquí.

Mientras caminaba por las calles pensó en la posibilidad de que alguna vez se hayan cruzado sin conocerse. Algo demasiado fantasioso para ser real, pero lo pensó.

Eso lo hizo sonreír durante un segundo.

— Que idiotez... — Resoplo en un intento de borrar su sonrisa, pateando una pequeña piedra que se cruzo en el camino.

Lentamente las calles empezaron a volverse menos transitadas con el paso del día y cuando atardecio, se encontró con la entrada del barrio Kamagasaki.

Recuerda muy bien lo sucias que estaban las calles de la avenida y el mal olor de los callejones. Luego de haber trabajado tanto en el mercado, yendo y viniendo con su carreta, se había aprendido varios caminos de memoria.

Pero ahora se sentía ajeno a todo el lugar. Las cosas eran diferentes. Mientras más casas pasaba y más se acercaba, su incertidumbre aumento.

Apenas doblo una calle y se encontró con la vieja cuadra de su infancia, se quedó congelado por un segundo.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Felicidad | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora