Prólogo.

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Una luz se acercaba lentamente, solo la miraba desde la distancia que pronto se acortaría.

Quiero mirar atrás, pero ya no puedo. Simplemente sonrió aceptando todo lo que ha pasado y lo que pasará.

No puedo hacer mucho más que eso.

Este lugar es tan perfecto, como el de mis sueños. Las personas caminan con tranquilidad, sus pasos se escuchan desde la distancia y sus expresiones contentas demuestran que están relajados.

Un mundo tan suave y tranquilo es lo que siempre quise, lo que soñé desde siempre.

Cuando estoy a punto de cerrar los ojos una vez más escucho una voz junto a mi oreja. "¿Quieres quedarte?" Me pregunta suavemente y lentamente acaricia mi mano con delicadeza.

Se acomoda para quedarse junto a mi. "Quédate un poco más", pide tomando mi mano la cuál estaba reposada a un lado, la entrelaza con sus dedos y vuelve a mirarme a los ojos.

"Te quiero". Este era el futuro, mi presente...

El chico que me daba esas palabras fue al que conocí en aquella madrugada, pero no logro recordar quien es.

¿Que tanto había cambiado desde entonces?

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Vivi mis mejores años entre los 15 y 17, tal vez. Era joven e inexperta, pero feliz.

Masachika fue mi mejor amigo, era como un hermano para mi. Nos conocimos en la selección final cuando me salvo y desde entonces cuidamos las espaldas del otro.

— Ya amaneció y aún no tenemos ninguna pista de donde esté... — Murmure viendo el sol ponerse.

Claro, a mis 15 años era un poco desconfiada de todos y todo, las únicas personas que podía seguir ciegamente era a Masachika y a las hermanas Kochou, especialmente a la hermosa Kanae.

— No debemos levantar sospechas, encontremos un lugar donde podamos descansar y regresemos cuando el sol caiga otra vez. — Dijo Masachika viéndome a los ojos.

Él era un despreocupado natural, como un rayo de luz. Tenía los ojos grandes y el cabello corto, tan oscuros como sus ojos, además de 2 cicatrices largas en una de sus mejillas.

— Vamos. — Empezamos a caminar juntos por el sendero alejándonos lentamente de dónde habíamos terminado nuestra búsqueda.

Empezaba a amanecer. La misión no debía ser tan complicada, no haber encontrado al objetivo me desespero un poco. Sin darme cuenta Masachika me detuvo y señaló el frente con su dedo índice.

Felicidad | Sanemi ShinazugawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora