𝐌𝐎𝐑𝐈𝐒𝐔𝐊𝐄 𝐘𝐀𝐊𝐔

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Resoplaste harta de tu discusión con Yaku, así que decidiste ignorarlo mientras terminabas de prepararte, si él quería seguir peleando podía hacerlo consigo mismo porque ya habías tenido suficiente de eso

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Resoplaste harta de tu discusión con Yaku, así que decidiste ignorarlo mientras terminabas de prepararte, si él quería seguir peleando podía hacerlo consigo mismo porque ya habías tenido suficiente de eso.

—¿Me estás escuchando? —preguntó detrás de ti mientras te ponías tus aretes favoritos, ignorando todo lo que salía de su boca—. ¿En serio vas a aplicarme la estúpida ley del hielo? ¿Cuántos años tienes?

Rápidamente te giraste para sacarle la lengua y él imitó tu acción porque, aunque ambos eran adultos, mentalmente tenían cinco años.

Te despeinaste un poco para darle el toque que buscabas, lo bueno del pelo corto es que no te tomó mucho tiempo arreglarlo. Te pintaste un poco de labial antes de guiñarte un ojo para darte la vuelta y enfrentarte a un Yaku enojado.

"¿Lista para ver a tu novio Kuroo?" Preguntó cruzando sus brazos provocando que rodaras los ojos cansada de que todavía tuviera esa estúpida idea en su cabeza.

Los últimos días estuviste hablando con el pelinegro más de lo usual, lo que hizo que los celos de Yaku subieran a niveles estratosféricos, por lo que no había dejado de convertir cada oportunidad que tenía en una pelea a pesar de que le dijiste que no tiene nada de qué preocuparse.

"La última vez que verifiqué, mi novio no era un poste de luz con peinado de gallo", mencionaste con la esperanza de hacerlo reír, pero no hubo reacción de su parte más allá de la vena en su frente saltando.

Después de gritarse unos minutos más, finalmente ambos salieron de su departamento para dirigirse al lugar donde cenarían con Kenma y Kuroo. El camino en el auto transcurrió en completo silencio ya que ninguno de los dos quería continuar y llevar sus problemas a la cena o algún lugar público donde fácilmente podrían convertirse en noticia para la prensa sobre todo porque eso era lo último que necesitaba su relación, que el resto del mundo se enterara de que ustedes dos no se llevaban nada bien. Las consecuencias de ser la novia de un famoso jugador profesional de Voleibol es que los dos siempre tienen que estar en guardia por si la prensa molesta.

Entraste al edificio donde se encontraba la reserva del restaurante, Yaku siempre te rodeaba la cintura con un brazo cuando caminaban juntos, sin embargo esta vez se negó a pasar a tu lado y en su lugar se alejó unos pasos con una mano en el bolsillo y su teléfono en la otra mirando algo en particular. Al final del vestíbulo entraste al ascensor y sujetaste la puerta para esperar a tu novio.

—Tenías que traer ese maldito vestido y esos tacones, ¿verdad? —siseó, apretando la mandíbula mientras el ascensor comenzaba a moverse.

—Me lo compraste, imbécil. ¿Qué demonios pasa con el vestido y los tacones ahora? —gritaste volviéndote hacia él, por suerte no había nadie más contigo allí.

—¿Quieres saber cuál es el maldito problema? —Se giró hacia ti y en un rápido movimiento te acorraló colocando ambos brazos a cada lado de tu cuerpo impidiendo que escaparas—. Todos los idiotas que están ahí fuera no te pueden quitar los ojos de encima porque llevas ese maldito vestido y esos tacones.

¡𝐔𝐏! ʰᵃᶤᵏʸᵘᵘ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora