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Lo lograron. En tus dos años como entrenador del equipo de voleibol masculino de Karasuno, probablemente nunca hubieras pensado que los chicos vencerían a Shiratorizawa, y mucho menos que llegarían a los nacionales . Y, sin embargo, incluso mientras mirabas el cielo de Tokio camino a la posada, incluso cuando Asahi conectó ese último remate para impulsarlos a la segunda ronda, todavía sentías esa pequeña voz susurrando en tu cabeza con total asombro e incredulidad.
Lo hicieron.
Después del partido, la pandilla de Karasuno hizo las maletas y se dirigió a la posada. La mayoría de ellos se echaron una siesta o miraron cansados por la ventana. Todos estaban exhaustos por la emoción de su primer partido, y así debía ser. Lucharon duro y sin descanso. Los chicos demostraron a todos los que estaban mirando en las gradas hoy que no vinieron aquí por casualidad, vinieron porque van a ganar.
Así es. Todo el maldito torneo.
Takeda gritó desde el frente, sacándote de tus pensamientos. "¡Estamos aquí, todos!" Hinata inmediatamente saltó de su asiento y corrió a toda velocidad hacia el frente. Kageyama lo persiguió no mucho más (probablemente porque Hinata lo despertó cuando comenzó a correr). Te reíste del dúo y lentamente te levantaste de tu propio asiento en el frente. Mientras todos los demás se amontonaban, comenzaste a dirigirte hacia la parte de atrás. En cierto modo, te propusiste despertar a cualquiera una vez que llegabas al destino en los viajes por carretera.
Viste a Tanaka y a Yuu dormitando unos asientos atrás. Te acercaste a ellos en silencio y comenzaste a sacudir a Tanaka.
—Tanakaaaa, despiertaaaa —canturreaste mientras sacudías su hombro. Él abrió los ojos perezosamente y dejó escapar un bostezo. Luego te acercaste para tocar la espalda de Yuu, que estaba volteada hacia ti mientras se envolvía alrededor de su bolsa de lona—. Vamos, Yuu. No tenías que esforzarte tanto con Yuu. Después de todo, lo despertabas para ir a la escuela todos los días.
Mientras te inclinabas hacia atrás, Tanaka estiró los brazos por encima de la cabeza y preguntó: "(T/N)? ¿Estamos aquí?" Le hiciste un gesto con la cabeza y te apartaste para que se levantara. Yuu te estaba mirando fijamente desde detrás de su asiento.
—¿Qué pasa, Yuu? —preguntaste sonriendo—. ¿Estás enfadada porque te desperté?
"Estaba teniendo un buen sueño", se queja.
—Como sea, levanta tu perezoso trasero y entremos —dice Tanaka arrastrando las palabras mientras le da una palmada en la cabeza a Yuu.
—¡Mi perezoso trasero! —replica Yuu. Yuu agarró su bolso de lona y luego le dio un golpe en la cabeza a Tanaka mientras caminaban hacia la parte delantera del autobús—. ¡Tú también estabas durmiendo! —Aquí van de nuevo...
"¡Muchachos!", les gritaste. Se detuvieron. "¡Bájense del autobús!". El líbero y el atacante se fueron sin decir una palabra más.
Suspiraste mientras sacudías la cabeza. A veces considerabas que ese era tu papel como gerente. Kiyoko era más bien la chica tranquila que hacía bien su trabajo, Yachi era la novata que todavía se estaba acostumbrando a las riendas y tú eras la que mantenía bajo control las actitudes de los chicos (sí, incluso Daichi a veces).
