¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ir a un bar tal vez no haya sido la mejor decisión. Pero, ¿qué otra cosa podías hacer? Acababas de terminar tu relación, si es que se la podía llamar así. No era tanto una relación como una forma de romperte el corazón.
Te sientas en la barra y apoyas la cabeza entre las manos. La camarera se acerca a ti bastante rápido. Es solo la una de la tarde y la barra está bastante vacía. "¿Qué te trae por aquí? ¿En qué puedo ayudarte?", pregunta y es entonces cuando finalmente logras mirarla. Es hermosa, no es lo que deberías estar pensando en este momento.
"Parece que no necesitas encontrar respuestas en un vaso de chupito. Necesitas a alguien con quien hablar". Ella te sonríe amablemente. "¿Quién mejor que un extraño al que probablemente nunca volverás a ver?" En cambio, te da un vaso de agua con un poco de hielo y unas papas fritas.
"Terminé con una de mis amistades. Era algo que tenía que hacerse, era muy agotador". Ella asiente para que sigas adelante. "Decidí que sería inteligente iniciar una relación de amigos con derecho a roce con alguien que me gustaba. Alerta de spoiler: no es una buena idea". Tomas un sorbo de agua y juegas con la pajita. "Era inevitable que terminara mal. ¿Cuándo ha terminado bien una situación así?"
"Es difícil predecir cómo irán las cosas. Definitivamente he tenido mi cuota de experiencias incómodas y agotadoras". Se ríe y te roba una papa frita del plato.
Arrugas la nariz y le dices: "¡Oye! ¡Son míos!".
—Técnicamente, mi descuento de empleado pagó por eso. —Sonrió y apoyó la cabeza en su puño. ¿Sus ojos siempre fueron así de bonitos? Sacudes la cabeza. Necesitabas recomponerte. Ahora no era el momento de estar mirando con lujuria a un camarero cuyo nombre ni siquiera conocías.
Probablemente fue lo mejor. Los desconocidos hicieron que fuera mucho más fácil contarles tus problemas.
"Está bien", dices riendo.
"Entonces, cuéntame más sobre lo que te tiene tan molesto".
"Es más que nada el apego. Su madre me invitó a su casa en varias ocasiones porque pensó que estábamos saliendo. No tuve el valor de decírselo. Literalmente, tenía ropa en su casa porque quería que me quedara a pasar la noche muy a menudo". Suspiras de nuevo y comes más papas fritas.
Sin embargo, con el tiempo el tema cambia de tema: de tu ex (si es que se le puede llamar así) a tu vida, a las cosas que te hacen feliz. Por supuesto, también la dejas hablar de sí misma. Te enteras de que tenía un hermano en la secundaria del que estaba increíblemente orgullosa. Continuó hablando de él durante un tiempo.
Ninguno de los dos usó su nombre. Su turno estaba a punto de terminar, pero ninguno de los dos quería dejar de hablar. "¿Quieres volver a mi casa? ¡Es totalmente para todo público, lo prometo!", dice ella un poco nerviosa. Sonríes y asientes. Mientras ella cierra, tomas tu cartera y sacas un billete de veinte. Se lo entregas mientras te vas.
"Ahora me haces sentir como una acompañante". Eso hace que ambos estallen de risa.
"¡Literalmente me pasé todo tu turno hablando contigo! ¡Es tu propina por ser tan buen barman!", dices entre risas. Una vez que los dos llegan a su apartamento, ella te lleva adentro y te quita el abrigo para que lo guardes.
"¿Película y helado?"
—Suena genial. Te pones las pantuflas y te diriges al sofá. Te tapas con la manta. Ella regresa y te entrega un tarro de helado y deja el suyo sobre la mesa mientras se esconde debajo de la manta también.
Al final de la noche, sus números de teléfono están en los teléfonos del otro. Un día compartirían nombres, simplemente "camarera guapa" y "chica del bar", pero por ahora ambos encuentran consuelo en el anonimato.
Quizás ir a ese bar fue la mejor decisión que pudiste haber tomado
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
