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Kita Shinsuke está empezando a sentirse nuevamente como durante sus años de escuela secundaria.
Él no sabe cuándo ni cómo llegó a esto, que no puede quitarte los ojos de encima, o que cada vez que lo tocas siente como electricidad, pero está empezando a pensar que se ha enfermado.
Su rostro se calienta, tanto en sentido figurado como literal, con solo verte. ¿Siempre has tenido este efecto en él?
Kita no puede evitar sudar cuando estás cerca. La forma en que te acurrucas a su lado para robarle todo su calor casi lo hizo estremecerse, como si esto no fuera ya una rutina diaria para ustedes dos.
Cada vez que lo sorprendes con un beso largo, siente la necesidad de abrazarte para apoyarse. Por la cintura, prefiere.
Y cada vez que Kita te ve jugando con tu anillo de bodas (un hábito que desarrollaste), su corazón se hincha. Es como un pequeño recordatorio de que está casado contigo .
Kita está perdida en sus pensamientos y tú te das cuenta. "¿Shin?", le llamas desde la cocina. Kita te mira y te ve cortando un poco de fruta. "¿Estás bien?", preguntas.
Kita no asiente. Tal vez pueda preguntarte por qué se siente así. "¿Podemos hablar?", pregunta Kita, y tú asientes, dirigiéndote hacia el sofá y colocando el bol de fruta en la mesa frente a ti. "¿Qué tienes en mente, amor?", preguntas.
"Amor..." el apodo con el que lo llamabas todos los días, y todos los demás días. Él ya podía sentir tu efecto sobre él; con la forma en que su corazón latía erráticamente contra su caja torácica, y el hecho de que intentaba no juguetear con sus propios dedos.
—Yo... uhm... ¿ acabas de tartamudear? —... ¿hiciste algo contigo últimamente? —preguntó Kita. Inclinas la cabeza antes de sacudirla. —No, no que yo recuerde. ¿Por qué preguntas? —respondes.
"Entonces creo que me estoy resfriando", dice Kita. Abres mucho los ojos, que solo reflejan preocupación. "¿En serio?" Te inclinas y colocas suavemente tu mano debajo del flequillo de Kita y en su frente. De alguna manera, el efecto que tuviste en él se duplicó .
Su respiración se entrecorta por la proximidad a la que ya debería estar acostumbrado. Espera pacientemente a que te alejes y le des tu diagnóstico, pero tú solo te encoges de hombros. "No siento nada fuera de lo normal..."
Kita suspira, tal vez sea mejor que te diga lo que piensa. "Simplemente... me siento como cuando todavía asistíamos a la escuela secundaria", dice. Arqueas una ceja, sin comprender adecuadamente su punto de vista, "¿Qué quieres decir con eso, Shin?"
"Cada vez que entras en una habitación, Aran me dice lo roja que se pone mi cara. Últimamente siento la necesidad de protegerte mucho más. No porque piense que eres incapaz de defenderte, sino porque simplemente quiero hacerlo. Y cuando me besas... me siento más rígida de lo habitual", despotrica Kita. "Mis ojos se quedan en ti un poco más de lo que deberían, pero no puedo evitarlo. Tú solo eres..." Hace una pausa, viendo la suave sonrisa en tu rostro mientras escuchabas.
"Qué bonito", dice sin aliento.
Acaricias su mejilla redonda que estaba pintada de un tono rojo. "No soy psicólogo, pero creo que estás enamorado de mí, Shin", dijiste.
Kita parpadea hacia ti. "Pero siempre te he amado. ¿Por qué comencé a sentirme así nuevamente hasta hace poco?"
"Lo que sentías cuando eras más joven probablemente era solo un flechazo, mientras que todo esto se sentía nuevo para ti. Sentir vergüenza por la persona que te gusta es normal", explicaste, "como dijo Irina Firstein, "los sentimientos no se disipan con el tiempo, sino que solo se vuelven más fuertes y profundos". Así que es posible que haya habido un cambio en la forma en que sientes el amor ahora".
"Pero, por desgracia, el amor es bastante raro, ¿no?", te ríes.
Kita asiente y una pequeña sonrisa se dibuja en su hermoso rostro.
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