† 43. RESONAT PRAETERITA †

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| Capítulo 43 |

(1 año después - Triberg)

24 de Abril de 2016

Un año había pasado desde la muerte de sus padres, un año desde que los Chambers lo habían adoptado. Aunque Mikhail les agradecía profundamente, hoy, más que nunca, sentía la ausencia de sus padres. Era su cumpleaños, un día que debería estar lleno de alegría, pero el vacío en su corazón era abrumador. El recuerdo de su pérdida seguía siendo palpable, como una herida que nunca sanaría del todo.

Miraba ensimismado por la ventana de su habitación, observando a los niños jugar en la calle, riendo y correteando con despreocupación. Sus risas, tan ajenas a su dolor, resonaban en su mente como un eco distante. Eran las nueve de la mañana de un domingo, y aunque podría haber optado por dormir un poco más, el sentimiento de soledad en un día tan importante no lo dejaba descansar.

Escuchó el sonido de pasos apresurados bajando las escaleras, un contraste vibrante con su propio estado de ánimo.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamó Camelot, irrumpiendo en su habitación con una sonrisa desbordante de alegría.

Mikhail lo miró, notando que, al igual que él, Camelot lucía aún su pijama. A sus pies, un pequeño gatito negro jugueteaba, ajeno a la tristeza que envolvía a su amigo. Camelot corrió emocionado y lo abrazó con fuerza, pero al notar que Mikhail no correspondía, se separó, su expresión tornándose en preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó, frunciendo el ceño, su voz llena de genuina inquietud.

—Sí, solo que... —Las palabras de Mikhail salieron como un murmullo, un susurro perdido en la brisa.

Camelot, que conocía bien a su amigo, entendió de inmediato.

—Lo siento mucho, Mickey. —musitó, su voz cargada de empatía— Pero si te hace sentir mejor, mamá preparó panqueques con Nutella. Sabe que son tu desayuno favorito. —Indicó con una cálida sonrisa, un intento sincero de aliviar la carga que pesaba sobre Mikhail.

Mikhail alzó la vista, conectando miradas con Camelot. Una ligera sonrisa de agradecimiento se dibujó en su rostro, pero no podía ocultar la tristeza que aún lo envolvía.

† † †

Ya era casi medianoche, y desde que se había metido en la cama, el sueño se le había escapado. Una idea loca le rondaba la cabeza, una chispa de esperanza en medio de su desesperación. Tal vez fuera arriesgado, pero tenía que intentarlo.

Con una mezcla de emoción y nerviosismo, Mikhail se levantó apresuradamente y se dirigió a la cama de Camelot. La suerte estaba de su lado; dormían en la misma habitación, así que no tuvo que preocuparse por despertar a los señores Chambers.

—¡Cam! ¡Camelot, despierta! —exclamó, zarandeando el brazo de su amigo con ansias infantiles.

Camelot soltó un quejido, su voz somnolienta resonando en la oscuridad.

—Déjame dormir, Mikhail —murmuró, intentando aferrarse a los restos de su sueño.

—¡Tengo una grandiosa idea! —respondió Mikhail, su emoción iluminando su rostro mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios.

Camelot, aunque irritado, reconocía la chispa en los ojos de su amigo. Sabía que cuando Mikhail se decidía por algo, no había manera de detenerlo.

—¿Qué quieres? —Se sentó en la cama, resignado a escuchar lo que Mikhail tenía que decir.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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