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    ¡Idiota!

     Salto de la cama, y empiezo a buscar mi ropa, descifrando de quién es cada pieza. Estoy totalmente consciente que estoy desnuda frente a él, pero no tengo cabeza para avergonzarme. Idiota, idiota, idiota. Encuentro mis bragas al otro lado de la habitación y mi brasier debajo de la cama ¿Cómo carajos llegaron ahí? Me las coloco, un poco más calmada de tener algo encima, antes de encararlo. Está recostado en mi cama, apoyado en un antebrazo, y observandome con ligera diversión. Su cabello era un completo desastre, con el torso expuesto, y me fijo en el vello que lo adorna.

     ¡Dios santo, debo dejar de embobarme por el!

    —¿Dónde está el incendio?— pregunta, alzando una ceja traviesa. No puedo creer lo calmado que está en este momento.

    Vuelvo a reaccionar y sacudo mi cabeza, mientras desordeno mi nudoso cabello y retomo la búsqueda de mi ropa. No me atrevo a ver su expresión cuando me obligo a mascullar:

     — Yo... Ash, esto...— las palabras se atoran en mis labios y empiezo a balbucear, mis ojos recorriendo toda mi habitación hasta volver a él. Una sonrisa adorable enmarca su rostro—¡Ugh! ¡Deja de ser tan malditamente atractivo cuando trato de decirte algo, joder!

     Un ligero sonrojo empieza a aparecer en sus mejillas y sus orejas se tiñen de rojo.

     ¿Por qué me hace esto?

     — ¿Crees de verdad eso?— susurra.

    — ¡No! Quiero decir, s-sí creo que eres atractivo pero ¡No de esa forma! No puede ser de esa forma... Ashton, esto fue una locura. Nosotros no debimos hacer esto.

     Al decir esas palabras fue como lanzarle un balde de agua fría. Veo la reacción por el rabillo del ojo: su expresión quedó totalmente seria y se sentó completamente en la cama: — ¿Te arrepientes?

     — No— me apresuro a decir. Sé que estoy complicando todo, pero estoy tratando de ser sincera, sólo esta vez—. Yo... no me arrepiento, y creo que nunca me arrepentiré de esto, pero...

     — ¿Entonces qué está mal?

    — ¡Qué esto no puede ser, Ash!— grito y lanzo mis brazos, exasperada. Siento que estoy perdiendo el control, que debo hacer lo que siempre hago: volverme completamente insensible, aunque me esté muriendo por dentro, y tratar de alejarlo lo más que pueda— Tú me gustas ¡Ya lo dije! ¡Me gustas y mucho, Ashton! Y es ridículo, y patético y casi incoherente, pero me gustas mucho. Pero no te quiero dar esperanzas. Yo... no quiero anclarte en un lugar al que no perteneces. Te estoy tratando de salvar de algo a lo que no perteneces. Aunque eso signifique que no pueda estar contigo...— mi tono se quiebra con la última frase, la presión de las lágrimas contra mis ojos. Me enfurecía que me pasara esto precisamente a mí, me enfurecía que el maldito destino estuviera en mi contra. Y me entristecía porque, al final de todo esto, no podría estar con él.

    La incredulidad se refleja en su rostro. Se levanta de la cama (me alegraba el hecho de que se hubiera puesto los bóxers, por el bien de mi temple) y apoya sus manos en mis hombros desnudos, haciendo pequeños círculos con sus pulgares que logran tranuilizarme.

    — Jude ¿Por qué no lo entiendes? Yo... de verdad no entiendo por qué estás haciendo esto tan difícil. ¿Por qué me estas protegiendo tanto?...

    Y antes que lo pueda prevenir si quiera, sin considerarlo o pensarlo mejor, la frase brota de mí como un torbellino. Las palabras que había temido decirle a Ashton desdel día en que lo conocí:

    — ¡Estoy embarazada!

    Su reacción fue gradual.

    Sus ojos se abren, perplejos, y su sonrisa se desvanece con cada segundo. La había cagado, la había cagado bien profundo. Me da una tensa sonrisa torcida antes de decir.

    — Creo que... eso no sucede tan rápido ¿no?

    Niego con la cabeza lentamente y siento cómo se instala un nudo en mi garganta. Tenía que alejar a Ashton de todo esto.

    — No... estoy embarazada, Ashton.

    Sus manos resbalan de mis hombros y lo contemplo cuando, luego de un momento, empieza a buscar también su ropa.

    — ¿Cuánto?— pregunta, seco. Me encojo por su tono frío.

    — Tres meses.— respondo con brusquedad. Tenía que mantenerme fuerte, tratar de que mi rostro permaneciera impasible, tratar de mitigar la terrible punzada en mi pecho. Muerdo mi labio fuertemente.

    Veo como rápidamente se enfunde en sus jeans, ocultando su expresión. Busca sus botas y se coloca cada una con parsimonia. Espero el momento, la bomba de tiempo tragando cada segundo. El momento en que sabía que me detestaría.

    Y finalmente...estalla.

    — ¡Dios, Jude! ¿Porque...? Dios... ¿Por qué no me dijiste? ¡Dios es un jodido bebe, no una mascota que la puedes esconder en el maldito armario! Y...— su rostro se contrae para luego fruncir más el entrecejo, asimilando algo para sus adentros— Los mareos, el vómito. Era eso ¿Verdad?

    Quiero gritar, quiero excusarme de cualquier manera, pero sé que no vale la pena. Yo había provocado todo esto.

     — Yo...— musito.

     Pero antes de poder si quiera formular algo, Ashton sale de la habitación, azotando la puerta al salir de mi departamento. Me permito soltar todo el aire contenido y con pasos penosos, vuelvo a meterme a la cama, acurrucándome dentro de las sábanas. Busco una almohada y cubro mi cara con ella. Su perfume cítrico inunda mis fosas nasales. Y permito en la seguridad de mis sábanas que las lágrimas, los sollozos y los gritos sean amortiguados por mi almohada.

The Great and Beautiful Mistake ♂ Ashton Irwin ♀[EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora