31
A mediados de las ultimas semanas de Enero, dos semanas antes del gran día, decido salir por mi cuenta del departamento. Me encargo de tomar todas las precauciones pertinentes: guardando bocadillos en mi bolso, levantándome muy temprano y siendo sigilosa con cada paso, cuidando que ni Mo ni mi hermano se diera cuenta de que había salido. Ya me imaginaba que cuando se enteraran harían fiesta por todo el mes.
Mi enorme barriga se siente rígida al chocar con el vaivén de mis muslos en cada paso, y espero paciente en la parada de autobús. No tenía rumbo alguno y ni me molesto en encender el móvil. Necesitaba estar sola. Chibs y yo, como debía ser. Como había sido desde un principio.
Cuando llega el autobús, tardo tres minutos en poder subir las estúpidas escaleras. El chófer incluso me ofrece bajar la rampilla de discapacitados. Le respondo con un ladrido que sonaba a algo como "Lo tengo". El interior del vehículo está vacío, exceptuando a un chico teniendo una acalorada discusión por teléfono y un hombre durmiendo en la parte de atrás. Me sitúo en uno de los asientos de la mitad, sentándome con dificultad al lado de la ventana y recostando mi frente sobre ella.
Aún con los gritos del chico y con los ronquidos del hombre a mi espalda, aquella opresión que había adoptado mi pecho no logra aliviarse ni un poco. Aunque quisiera seguir adelante, me estancaba una y otra vez la mismo pensamiento: que la única persona a la que pude amar con cada puñetero pedazo de mi ser me había dejado ir.
Y lo odiaba.
Cierro los ojos, incapaz de ver a la ventana y me concentro en mis otros sentidos. El zumbido del vehículo contra mi sien, mis dedos recorriendo la enorme barriga, y mis oídos captando la conversación del chico, sin evitar inmiscuirme en su acalorada discusión.
— No tienes que disculparte de nada... No... PHIL ESCUCHAME POR UN MOMENTO— una larga pausa se asienta, hasta que el chico suelta un bufido exasperado—. Así no funcionan las cosas. ENTIENDE. Cuando te enamoras de alguien, lo aceptas todo. Aceptas las pequeñas cosas del otro. Aprendes a querer hasta los pequeños errores del otro. Pero esa es la clave: aceptar. Primero tienes que aceptarte tus errores para luego aceptar los de los demás. Y aunque siempre hay conflictos, si esa persona es lo que más quieres, tienes que dar el primer paso...
En ese momento, en ese preciso momento, fue como si todo se hubiera aclarado por completo. Como si las puertas de la iluminación se hubieran abierto ante mí, como responder la pregunta más difícil de un examen ¿Cómo pude ser tan ciega cuando la respuesta estaba justamente allí?
Tenía que dar el primer paso.
Al abrir los ojos, soy consciente de dos pequeños detalles.
Uno, debía buscar a Ashton Irwin. Ahora.
Dos, creo que me hice pis en la falda.
- - -
— ¿Hola?
—Mo...
— ¡PERRA SUCIA! ¿SABES LO PREOCUPADOS QUE ESTAMOS? A SARTRE CASI LE DA UN INFARTO...
— Mónica...
— ¿EN DÓNDE MIERDA ESTÁS? ESTAMOS BUSCANDO POR TODOS LADOS Y...
— ¡MÓNICA!— grito al fin, sosteniendo mi vientre con fuerza.
— ¡¿QUÉ?!
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The Great and Beautiful Mistake ♂ Ashton Irwin ♀[EN EDICIÓN]
DiversosMi primer hermoso error fue que Chibi entrara a mi vida Y mi segundo hermoso error fue enamorarme de Ashton Irwin. Book #1: The CALM Chronicles