The Great and Beautiful Mistake ♂ Ashton Irwin ♀[EN EDICIÓN]

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    — ¿Mel-B?

    — Demasiado Spice Girls

    — Adelia.

    — Mmh. 

    — ¿Penny? ¿Lane? ¿Una combinación de ambos, quizás?

    — Estás buscando una golpiza, ¿verdad?

    Oigo su risa a mis espaldas, pero no me giro a verlo. En cambio, mojo mi pincel una vez más y sigo dando pinceladas cortas y firmes. El sonido de la guitarra acústica vuelve a sonar suavemente, acompañada de un tarareo ronco. La luz se filtra perfectamente sobre la habitación, reflejándose en mi hombro y quemando suavemente la piel. Era una tarde perfecta, ese tipo de escenas en las cuales quisiera detener el tiempo y vivir en él para siempre.

    — ¿Qué tal Bethany?

     Hago una mueca de disgusto, frotando mi antebrazo contra mis sienes y posiblemente manchando mi frente de pintura.

    — Definitivamente no.

     Ashton gimotea, mas no me inmuto. Doy puntadas suaves para remarcar las líneas compuestas por el amanecer, sin cagar la yuxtaposición de los árboles y la tímida esfera que constituía el Sol. Hacer pinturas de paisajes eran los pedidos más solicitados y los detestaba. Era fácil hasta cierto punto, pero a veces se convertía en un verdadero dolor de cabeza cuando me enfrascaba en los pequeños detalles. Era perfeccionista hasta la mierda, así que eso duplicaba la presión que me imponía.

    — A mí me gusta Bethany— añade con buen humor.

    — ¡Ahora estás de guasa!— me exaspero, agitando los brazos. Me detengo una vez más para darle un vistazo a mi trabajo— No le voy a poner Bethany, Ricitos.

    Una pausa. Sé que está esperando por el momento indicado para...

     — ¿Por qué?

    Ahí está.

    — Solo una persona que realmente sabe lo que hace le pone a su criatura Bethany— ni siquiera lo tengo a la vista, pero sé perfectamente que está abriendo la boca para preguntarme a qué demonios me refiero—. No te lo voy a explicar, tienes que descifrarlo tú solito. 

    — Bien, bien— gruñe, y oigo como su bolígrafo tacha algo furiosamente en una hoja. Sonrío como boba— ¿Qué tal... Leia?

    — Leia...— saboreo el nombre en mis labios y bajo mi vista hacia la protuberancia hinchada. Parece una calabaza de tamaño sobrenatural, pero ni de lejos tan aterradora como la de Lucy. Niego con la cabeza— Creo que no. 

    — Hmm.

    — ¿Ash?

    — ¿Si, Lunita?