Prólogo
POV Gala
El reloj marca las dos de la mañana, y aquí estoy otra vez, sentada en el balcón de mi departamento, con una manta sobre los hombros y una copa de vino que no sé si estoy disfrutando o simplemente usando como excusa para no ir a la cama. La ciudad de México nunca duerme, pero yo llevo meses sintiendo que estoy atrapada en una especie de sueño sin emociones, uno de esos en los que todo parece borroso y lejano.
Hace tres años mi nombre estaba en boca de todos. "Gala", una de las favoritas de "La Casa de los Famosos México", perteneciente al "Team Mar", en este tiempo han habido 3 temporadas más del exitosos reality, pero en ninguna ha existido un equipo tan unido como nosotros, y por supuesto no se ha vuelto a repetir el hecho de que un equipo extinguiera al contrario, yo era aquella joven de 24 años que emocionaba al público con sus ocurrencias, sus discusiones apasionadas, y, sobre todo, con su voz. Porque eso era yo: una cantante que soñaba con llenar escenarios, con escuchar a miles de personas cantar mis letras. Y por un tiempo, todo parecía posible.
Recuerdo salir de aquella casa y enfrentarme a una realidad que no esperaba. El apoyo era abrumador; había cámaras, entrevistas, fans que lloraban al verme. Durante seis meses viví en una nube, intentando mantener la ilusión de que mi carrera musical estaba despegando. Pero entonces llegó "la oferta": un protagónico en una telenovela de Televisa. Era seguro, era prestigioso, era... una cárcel disfrazada de éxito.
No lo vi así en ese momento, claro. ¿Cómo iba a decir que no? ¿Cómo rechazas algo que cualquier otra persona consideraría un sueño? Firmé el contrato de exclusividad y, con ello, enterré dos partes de mí misma: la cantante que quería ser y la mujer que amé.
Karime.
Suspiro al pensar en su nombre. Fue mi mejor amiga dentro de "La Casa", mi cómplice, mi todo. Cuando salimos, intentamos construir algo juntas, algo real, pero nuestras agendas, nuestras prioridades, nuestras inseguridades, nos ganaron. Karime aceptó una oportunidad en Paramount, una que la llevó a vivir en Hollywood. Me pidió que fuera con ella, que dejara todo y apostará por nosotras.
Yo no pude.
Siempre he sido cobarde cuando se trata de arriesgar lo seguro por lo que realmente quiero. Me quedé aquí, firmé el contrato, y dejé que Karime se fuera. Me alejé de la música, de ella, de lo que me hacía sentir viva.
El celular vibra sobre la mesa del balcón, interrumpiendo mis pensamientos. Es un mensaje de Sam, mi novio desde hace un año.
"Espero que no estés trabajando demasiado. Te extraño."
Siempre tan atento, tan considerado, tan... perfecto. Y, sin embargo, cuando cierro los ojos, no es su rostro el que aparece. Es el de ella.
A veces me pregunto cómo habría sido todo si le hubiera dicho que sí. Si hubiera tomado su mano y volado a California, dejando atrás este departamento perfecto, esta carrera perfecta, esta vida que parece diseñada para una revista pero que no tiene nada de real.
Dejo el celular sobre la mesa sin responder. Mañana tengo un llamado temprano; otra escena melodramática para otra telenovela que no me importa. Pero esta noche es mía. Esta noche me permito sentir lo que siempre intento ignorar.
Levantó la copa de vino y brindo, aunque no sé por qué ni por quién. Quizás por la Gala que pudo haber sido. Quizás por Karime, donde sea que esté. O quizás por nada en absoluto.
Lo único que sé es que no puedo seguir así. Algo tiene que cambiar. Y pronto.
___________
El sabor del vino es amargo, pero no tanto como las palabras que me repito cada noche. ¿Cuántas veces he deseado poder regresar atrás? Si pudiera volver a aquel momento, al instante exacto en que me ofrecieron el contrato con Televisa, ¿habría tomado otro camino? Probablemente no. O al menos eso me digo para justificarme. El miedo siempre ha sido mi compañero más constante, mi sombra. El miedo a fracasar, a perderlo todo, a quedarme con las manos vacías. Y eso es exactamente lo que me pasó: elegí lo seguro y me quedé con nada. Porque aunque mi vida en apariencia lo tiene todo, sigo sintiéndome vacía, un cascarón, una figura pública que cumple con su papel y nada más.
El trabajo en la telenovela es constante. Las grabaciones, los viajes, las promociones. La gente me ve, la prensa me sigue, pero ¿realmente me ven? ¿Me conocen? No, claro que no. Ellos ven a la estrella, a la actriz que interpreta a la mujer perfecta, a la que tiene todo resuelto. Pero yo no soy eso. Soy una chica de 27 años, con un vacío enorme en el pecho, con un sueño roto por la necesidad de estabilidad.
Sam me dice que es el hombre ideal. A veces hasta me lo creo. Es guapo, inteligente, atento, con un futuro brillante en la industria televisiva. Lo conocí cuando mi nombre se había convertido en sinónimo de éxito en una novela, cuando todo parecía tan fácil. Él veía en mí una oportunidad, no solo en lo profesional, sino en lo personal. A menudo me pide que me dedique más a mi carrera, que aproveche lo que tengo. Pero algo dentro de mí se resiste, como si mi alma estuviera rota en mil pedazos y no pudiera tomar las riendas de mi vida.
Beba, mi hermana, siempre me dice que debería dejar a Sam, que no soy feliz, que si realmente me amara, no me presionaría para ser algo que no soy. Pero yo me aferro a él, como me aferro a todo lo que está bien en mi vida: el contrato, la fama, el amor, aunque sea el más superficial.
Y, sin embargo, sé que no lo amo. Me lo repito cada vez que pasó un día entero a su lado y me doy cuenta de que el vacío sigue ahí, de que su sonrisa no llena el espacio que me falta. Nos vemos casi todos los días, hablamos, nos entendemos, pero hay una desconexión que no puedo ocultar. He llegado a la conclusión de que estamos juntos simplemente porque me siento más sola cuando no lo estoy. Lo sé, suena horrible, pero es la verdad. Sam no es el hombre que quiero, no es el que me hace sentir viva. Es el hombre que me permite seguir adelante, el que me mantiene en la superficie, el que me da algo para aferrarme. Y sé que no es justo para él. Él merece a alguien que lo ame de verdad, que lo quiera con todo su ser. Pero yo no soy esa persona, y me maldigo por ello en las noches en que me despierto en medio de la oscuridad, cuando su respiración tranquila a mi lado no logra calmar la tormenta que hay en mi cabeza.
A veces me pregunto si Sam lo sabe. Si, en algún momento, ha sentido que algo falta, que la chispa entre nosotros nunca ha existido. Pero no hablamos de ello. No lo hacemos porque, si lo hiciéramos, tendríamos que enfrentar la verdad: no estamos construyendo nada juntos. Es un presente que no tiene futuro. Y aun así, me quedo, porque no sé qué hacer sin él. No sé cómo estar sola. ¿Y si el vacío se vuelve aún más grande sin él?
En algún momento, esa misma idea de soledad me aterraba. Pensaba que si me quedaba sola, si dejaba que Sam se fuera, mi vida se desmoronaría, que la fama sería solo ruido vacío. Pero ahora sé que eso ya está pasando. Aunque no esté sola en la forma más obvia, mi alma lo está. No sé cómo vivir sin ese refugio, aunque sé que debería. No sé cómo dejar ir a Sam, cómo decirle que no puedo seguir con esta mentira, pero tampoco sé cómo seguir pretendiendo que esto tiene algún sentido.
Es extraño cómo las decisiones que tomamos, por muy equivocadas que sean, nos arrastran. Y lo peor es que sigo pensando en Karime. A veces me pregunto si ella lo sabía. Si entendía que yo la dejaba ir no solo por miedo, sino porque no sabía cómo enfrentar lo que realmente quería, lo que realmente necesitaba. Y lo peor de todo es que ahora, cuando miro a Sam y a mi vida aquí, entiendo que jamás la había amado de la forma en que ella merecía. La verdad es que he estado con Sam porque me resulta cómodo, porque en su amor puedo esconderme, pero lo que realmente deseo, lo que realmente necesito, siempre ha sido algo que no tengo.
Sé que estoy siendo injusta con él, con su amor incondicional, con su paciencia. Y es doloroso pensarlo, porque Sam es lo que he elegido para no enfrentar mis propios temores. Pero el amor no debería sentirse como una carga. No debería ser algo que uno elige por comodidad. Y, sin embargo, aquí estamos.
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El Precio de los Sueños
RomanceGala Montes y Karime Pindter fueron las favoritas de un reality show que las catapultó a la fama. Gala, con su talento para la música y carisma natural, parecía destinada a conquistar los escenarios, pero eligió el camino seguro de las telenovelas y...