Capítulo 33: Fragmentos de un Ayer
POV Karime
El taxi se detuvo frente a la casa, y por un momento, todo mi cuerpo se congeló. Mi mano se aferró al asa de la puerta, pero no la empujé de inmediato. El aire alrededor parecía volverse más pesado, como si el universo entero estuviera reteniendo el aliento junto conmigo. Sentí cómo mi pecho se apretaba, y un millar de emociones se arremolinaban dentro de mí, todas luchando por ocupar el mismo espacio: miedo, esperanza, alivio, pero también una ansiedad que no podía ignorar.
La idea de volver a verla, de abrazarla, de decirle todo lo que había estado guardando durante tanto tiempo, era abrumadora. Había soñado con este momento, lo había deseado con cada fibra de mi ser, pero ahora que estaba aquí, la magnitud de lo que significaba me dejaba paralizada.
—Señorita, ¿va a bajar? —preguntó el conductor, su voz rompiendo el frágil silencio en el interior del coche.
Asentí rápidamente, aunque mis movimientos se sintieron torpes y poco naturales. Tomé aire profundamente, como si con eso pudiera llenar el vacío de dudas que parecía haber ocupado mi interior. Finalmente, empujé la puerta y salí del coche con movimientos mecánicos, casi automáticos.
El aire frío de la noche golpeó mi rostro, despejando un poco la niebla mental que me había mantenido atrapada. A pesar del nudo en mi estómago, cada paso que daba hacia la puerta se sentía como un desafío que debía superar. Pero también, con cada paso, sentía un alivio que no podía explicar. Estaba más cerca de Gala, más cerca de recuperar lo que había perdido, y esa certeza me impulsaba.
La casa frente a mí era modesta, pero acogedora. La luz cálida que se filtraba por las ventanas contrastaba con la oscuridad de la calle, como si ese lugar fuera un pequeño refugio en medio de la tormenta. Mis ojos se fijaron en la puerta de entrada, y durante un segundo, me detuve.
Mi mano tembló cuando se levantó para tocar, pero no porque dudara de lo que estaba haciendo. Era el peso de todo lo que estaba a punto de decir, de todo lo que significaría este encuentro. Me forcé a bajar la mano y respirar profundamente una vez más.
"Por Gala", me recordé a mí misma. Este momento no era para mí; era para ella.
Con esa convicción, golpeé la puerta con más convicción. El sonido resonó más fuerte de lo que había esperado, como si el silencio de la calle amplificara cada pequeño ruido. Los segundos que siguieron parecieron estirarse interminablemente. Podía escuchar los latidos de mi propio corazón retumbando en mis oídos, y mis manos sudaban ligeramente a pesar del frío.
Una mujer mayor, seguramente Isabel, abrió la puerta con una sonrisa amable. Su mirada era cálida, casi maternal.
—Adelante, Karime. Gala está esperando.
Mis piernas temblaron ligeramente al escuchar esas palabras, como si la certeza de que Gala estaba allí, esperándome, fuera demasiado para procesar. Tomé aire profundamente, pero mi pecho seguía apretado mientras cruzaba el umbral de la puerta.
Y entonces la vi.
Estaba de pie en la sala, con los brazos colgando a los lados y una expresión que mezclaba sorpresa, alivio y algo que no podía identificar del todo. Sus ojos se encontraron con los míos, y el mundo pareció detenerse por un instante.
—Gala... —mi voz salió entrecortada, cargada con el peso de días de incertidumbre y esperanza contenida.
Ella no respondió, pero su respiración se aceleró ligeramente, y eso fue todo lo que necesité para cruzar la distancia que nos separaba y envolverla en un abrazo.
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El Precio de los Sueños
RomanceGala Montes y Karime Pindter fueron las favoritas de un reality show que las catapultó a la fama. Gala, con su talento para la música y carisma natural, parecía destinada a conquistar los escenarios, pero eligió el camino seguro de las telenovelas y...