Capítulo 2 - Jaula de Oro
POV Gala
El sol del mediodía entraba a raudales por las ventanas del pequeño restaurante, pero para mí no era más que un recordatorio de lo brillante y ruidoso que el mundo seguía siendo mientras yo permanecía en una especie de sombra permanente. Me senté en una mesa junto a la ventana, mi lugar habitual cuando quería huir de los estudios sin alejarme demasiado. Un sándwich a medio comer descansaba en un plato frente a mí, pero lo único que realmente había logrado captar mi atención era la copa de vino que sostenía entre los dedos.
El primer sorbo siempre tenía un efecto anestésico. No era que bebiera mucho; nunca lo había hecho, pero últimamente, una copa a esta hora del día se sentía como un pequeño escape. No era el alcohol lo que buscaba, sino el instante de silencio que llegaba con él. Era como si, por un momento, pudiera desconectarse del ruido que me rodeaba constantemente. El mundo seguía girando, pero yo podía fingir que no tenía que girar con él.
Revisé mi teléfono, fingiendo interés en la pantalla mientras mi mente divagaba. Correos de Televisa. Solicitudes de entrevistas. Propuestas de campañas publicitarias que me prometían más fama, más dinero, más visibilidad. Todo era parte de la rutina, una rutina que debería sentir como un privilegio, pero que en cambio se había convertido en un peso. Mis dedos deslizaban la pantalla automáticamente, abriendo mensajes, marcándolos como leídos, pero mi mente estaba en otra parte.
Había un tiempo en que esas notificaciones me llenaban de emoción. El primer contrato importante, la primera portada de revista, la primera vez que mi nombre apareció en una marquesina. Pero ahora, cada correo era solo un recordatorio de lo que había perdido. No era que no apreciara lo que tenía, sino que, en algún momento, había dejado de sentir que todo esto era realmente mío. Era como si viviera la vida de otra persona, como si la Gala de hoy fuera un personaje cuidadosamente construido para encajar en lo que todos esperaban de mí.
El vino dejó un regusto amargo, pero no por su calidad, sino por la culpa que siempre acompañaba estos momentos. Sabía que Beba desaprobaba este hábito, y no podía culparla. Ella siempre había sido mi brújula moral, la voz en mi cabeza que me empujaba a ser mejor, a no conformarme. Pero incluso esa voz parecía cada vez más distante.
Miré la copa frente a mí, girándola entre mis dedos, y pensé en lo irónico que era necesitar un escape cuando, desde afuera, mi vida parecía perfecta. Había cumplido cada meta profesional que me había propuesto, pero al hacerlo, me había perdido a mí misma en el proceso. ¿Qué quedaba de la Gala que soñaba con conquistar el mundo? La respuesta me aterraba.
Los pasos rápidos y firmes que reconocí de inmediato interrumpieron mi momento de relativa calma. Ni siquiera levanté la mirada. Beba no era el tipo de persona que se anunciaba con un saludo casual. Sus tacones, su energía imponente y su hábito de entrar como un torbellino decían todo lo que necesitaba saber.
—¿En serio, Gala? —dijo sin preámbulos mientras se detenía frente a mi mesa, mirando con disgusto la copa de vino. Su tono tenía esa mezcla de autoridad y cansancio que solo mi hermana mayor podía dominar.
No respondí. Tomé otro sorbo y dejé que el silencio contestara por mí. A Beba le encantaba reprenderme, y yo había aprendido a ignorarla la mayor parte del tiempo. Pero esa tarde parecía diferente. Podía sentirlo en la tensión que llevaba en los hombros, en la forma en que dejó caer una carpeta negra sobre la mesa como si fuera un martillo que sellaría algún tipo de destino.
—Mira esto —dijo, sin molestarse en sentarse todavía.
Rodé los ojos con un gesto automático, dejando el vino a un lado. Abrí la carpeta, más por curiosidad que por verdadero interés. Lo primero que vi fue un boleto de avión con mi nombre. Ida y vuelta a Los Ángeles. Salida, mañana. Regreso, en cuatro días.
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El Precio de los Sueños
RomanceGala Montes y Karime Pindter fueron las favoritas de un reality show que las catapultó a la fama. Gala, con su talento para la música y carisma natural, parecía destinada a conquistar los escenarios, pero eligió el camino seguro de las telenovelas y...