Nuevas Memorias

466 62 10
                                    

Capitulo 37: Nuevas Memorias

POV Karime

El aire cálido de Miami acariciaba mi piel mientras caminaba por la playa. Gala estaba unos pasos adelante, con los pies descalzos hundidos en la arena, su cabello ondeando con la brisa marina. La observé en silencio, admirando cómo el sol se reflejaba en su piel, cómo su risa ligera llenaba el espacio entre nosotras. Era mi momento favorito del día, esos instantes en los que todo parecía en calma, en equilibrio.

Había pasado un año desde aquel día en la estación de policía. Un año desde que Gala afirmó haber recuperado su memoria para salvarme. Yo sabía la verdad, por supuesto. Esa confesión había sido una mentira necesaria, un acto de valentía para sacarme de una situación injusta. Pero, aunque su memoria nunca regresó del todo, Gala había encontrado algo más valioso: paz.

Gala se detuvo de repente, girándose hacia mí con una sonrisa que hizo que mi corazón se detuviera por un segundo. Sus ojos brillaban con una mezcla de serenidad y felicidad que pocas veces había visto en alguien.

—¿Qué tanto me miras? —preguntó, inclinando la cabeza hacia un lado con curiosidad.

—Solo estoy admirando lo hermosa que te ves bajo el sol —respondí, dejando que la sinceridad guiara mis palabras.

Ella rió, esa risa que había llegado a conocer como el sonido más dulce del mundo. Se acercó lentamente, dejando que sus pies trazaran líneas suaves en la arena. Cuando llegó a mi lado, tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos de una manera que me resultaba tan natural como respirar.

—¿Sabes? —comenzó, su voz suave pero decidida—. Nunca pensé que podría ser feliz sin recuperar mi memoria. Durante mucho tiempo, me obsesioné con encontrar las piezas faltantes, con entender quién era antes de todo esto. Pero luego me di cuenta de algo...

Sus palabras me hicieron detenerme. Sus ojos se encontraron con los míos, y sentí que el mundo se ralentizaba.

—¿De qué te diste cuenta? —pregunté, aunque ya intuía su respuesta.

—Que no necesito recordar quién fui para ser feliz ahora. Que esas memorias, si regresan algún día, no cambiarán lo que siento en este momento, ni lo que hemos construido juntas.

Sentí un nudo en la garganta mientras la escuchaba. Gala había pasado de ser una mujer atrapada en un torbellino de confusión a alguien que había encontrado un propósito, un equilibrio.

Habíamos pasado el último año redescubriéndonos, enamorándonos de nuevo. No solo de la versión que éramos ahora, sino también de la esencia que nunca habíamos perdido. Conocí facetas de Gala que no sabía que existían: su capacidad para encontrar belleza en los momentos simples, su pasión por las palabras, su perseverancia incluso en los días más oscuros.

Gala, por su parte, me había mostrado cuánto había crecido desde la última vez que estuvimos juntas. No era la misma mujer que conocí en aquel reality show. Tampoco lo era yo. En el pasado, nuestra relación había sido intensa, impulsiva, marcada por la pasión, pero también por el miedo y las inseguridades. Ahora, habíamos encontrado algo diferente: calma, complicidad, una conexión que iba más allá de las palabras.

—¿Sabes qué creo? —dije, deteniéndome para mirarla a los ojos.

—¿Qué? —respondió, con una curiosidad genuina que me encantaba.

—Que en el pasado, tal vez no funcionamos porque no era nuestro momento. Pero ahora, todo el universo conspiró para que nuestras vidas se encontraran de nuevo. Creo que esta vez, nuestra historia no tiene un final.

El Precio de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora