Entre Limonada y Carbón Encendido

623 85 25
                                    

Capítulo 13: Entre Limonada y Carbón Encendido

POV Gala

El aire dentro de la casa de Karime tenía un perfume cálido y acogedor, como si el espacio reflejara algo de ella, de ese lado suyo que pocas personas conocían. Mientras esperaba en la cocina, me senté en uno de los altos taburetes frente a la isla y dejé que mi mirada recorriera cada detalle de la decoración. Todo estaba meticulosamente escogido: desde los jarrones de cerámica hasta las fotografías enmarcadas que adornaban los estantes. La perfección tenía un toque de autenticidad, y eso me sorprendió. No era la clase de lugar que imaginaba para alguien con su imagen pública tan feroz.

Estaba abriendo un cajón al azar —con pura curiosidad, lo juro— cuando escuché sus pasos bajando las escaleras. Me enderecé de inmediato, intentando parecer tranquila, pero su entrada al cuarto me dejó sin aliento por un momento. El cabello aún húmedo le caía sobre los hombros, y llevaba puesta una camisa sencilla con pantalones cómodos que, sin embargo, en ella parecían de diseñador.

—¿Lista para trabajar? —preguntó mientras se apoyaba en el marco de la puerta con esa actitud que siempre parecía perfectamente casual, aunque yo sabía que cada movimiento suyo era deliberado.

—Por supuesto —respondí con una sonrisa. Pero mientras me seguía hasta lo que parecía su estudio, mi mente ya tramaba algo. No iba a permitir que un día tan increíble como este se desperdiciara dentro de cuatro paredes.

El estudio era tal como esperaba: elegante, funcional y con todo lo necesario para sumergirse en cualquier proyecto. Karime comenzó a encender su computadora y a sacar una pila de documentos cuando solté, casi sin pensar demasiado:

—¿No crees que sería un pecado quedarnos aquí?

Ella levantó la vista, arqueando una ceja.

—¿Perdón?

Hice un gesto hacia la ventana, donde los rayos de sol caían sobre su jardín, iluminando las flores perfectamente cuidadas y reflejándose en el agua cristalina de la alberca.

—Es un día espectacular —dije, tomando asiento en el borde de su escritorio—. Podemos llevar todo al jardín, trabajar al aire libre. Es más relajante, y la inspiración fluye mejor.

Karime suspiró, como si debatiera internamente, pero luego una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

—Está bien. Pero si me distraes, vuelvo a encerrarte aquí.

No pude evitar reír mientras la ayudaba a recoger los papeles y la computadora portátil. Cuando llegamos al jardín, no me sorprendió descubrir que era tan perfecto como el resto de la casa. Colocamos nuestras cosas en una mesa junto a la alberca y trajimos un par de sillas cómodas. La luz del sol y el aroma del césped recién cortado hacían que el ambiente fuera ideal.

Karime sirvió dos vasos de limonada que había sacado del refrigerador antes de salir, y comenzamos a trabajar. Las entrevistas de los castings estaban bien organizadas en su computadora, y la primera en reproducirla fue la de un chico con una sonrisa deslumbrante y un carisma evidente. Karime hizo un gesto con la cabeza mientras tomaba notas en un bloc.

—Tiene potencial, pero es demasiado seguro. No hay chispa, y eso es importante en este tipo de proyectos.

—¿No crees que podríamos hacer algo con él? —interrumpí, inclinándome hacia adelante—. A veces, lo que parece seguro al principio puede ser una ventaja. Puede convertirse en el equilibrio perfecto para un elenco con personalidades más intensas.

Ella me miró de reojo, su lápiz tamborileando contra el papel.

—¿Estás defendiendo a un chico del que solo vimos cinco minutos?

El Precio de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora