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- Es tardísimo. - mi padre nos dijo al vernos llegar de la mano tan tranquilamente. Parecía que estaba echando humo por las orejas.

- ¿Tardísimo? Si son las seis y cinco - confusa miré mi móvil - han sido cinco minutos.

- ¡Cinco minutos! ¡Cinco minutos de mi preciada vida se han esfumado! ¡Cinco minutos que nunca recuperaré! ¡Cinco minutos que la persona que está esperando en el congreso jamás recuperará! - se llevó la mano al pecho - a tu pobre padre casi le da un infarto. La puntualidad en los negocios no puede fallar. JAMÁS.

intentaba con todas mis fuerzas no reírme. Mi padre era un exagerado cuando se trataba del trabajo.

- Podría haber pasado cualquier cosa en esos cinco minutos. Un meteorito podría haber caído sobre la Tierra, Un zombie podría haber caminado por esta calle y ustedes aquí, como si nada, sin cerrar todavia el puñetero negocio de la puñetera finca.

- Tranquilízate, papá. Ya estamos aquí, y en lo que lloras, tú socio aun sigue esperando. ¿Vamos o no?

- Buenas tardes suegro. - dijo Erick con una sonrisa, pero al ver la cara de mosqueo de Orlando bajo la cabeza, agarró a su chica de su cadera y empezaron a caminar.

- Clase, Lorena. Clase y Finura, acuérdate del protocolo, la forma de estar y de comer es muy importante.

- Vuelve a llamarme así y actuaré como si hubiese nacido en Guatemala.

- Vale, perdón.

- Pues yo no sé cómo me tengo que portar - Erick hizo una mueca nerviosa.

- Tú no hables. Solamente sonríe y asiente. Te buscaré un profesor de protocolo cuando salgamos de esta.

- Ay papá, porfavor - Giré los ojos, seguimos caminando. Nos encontrábamos en un congreso donde se juntan las mejores empresas de Miami. Donde en cada Stan hay representantes de cada multinacional. Enseñando y buscando trabajadores en prácticas.

Todo el mundo estaba a gusto allí, o por lo menos eso parecía. Sentía la mano de Erick apretar la mía.

- ¿estás bien? - le hablé en voz baja, el simplemente me asintió y me sonrió.

- Estás guapísima.

- y tú mi amor - le dije mientras le sonreía - solo relájate, ¿Si? Vas a estar bien.

- sonrío y asiento.

- Lore. Te presento al señor Reyes. Es empresario al igual que yo y da la casualidad que tiene una finca que se adapta perfectamente a lo que tú quieres.

- Señorita Bravo, por fin la conozco - el señor tomó mi mano, estrechó fuerte mi mano, pero sin llegar a hacerme daño - Llameme Juan.

- Lore, mejor - reí - El es mi pareja, Erick.

- Un gusto - ambos se estrecharon la mano, Erick no hizo más de lo que le dijo su suegro. Asentir y sonreír.

- Acompañeme, si es tan amable.

El hombre era bastante atractivo. Olía de maravilla y se notaba un montón que se cuidaba.

- Es de los empresarios más jóvenes de Miami. Está podrido en dinero. Tiene una empresa de chapa y pintura, tiene en toda florida mínimo 20 talleres repartidos. Y son siempre los más solicitados.

- Joder - le contesté asombrada y en voz baja, sin perder la compostura.

Creo que la Lore de hace un año se hubiese muerto por este hombre. Pero hoy no cambiaría el hombre que tengo al lado ni por el más bello del mundo.

Entre dos mundos - Erick Brian Colón [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora