Entre dos mundos - Erick Brian Colón [+18]

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Villapalacio.

Lancaster. Un par de días antes.

Sam miraba al techo, reflexionando, tumbado en la cama, su pecho subía y bajaba lentamente, recuperándose del orgasmo que acababa de tener, sintió un tierno beso en la mejilla. Sam miró a Mateo, le sonrió y se acurrucó a el, apoyando su cabeza en el pecho del chico.

– Te noto muy pensativo. ¿Que te pasa?

– Estaba pensando en volar del nido – levanto la cabeza para clavar su mirada en el chico – ¿Te acuerdas la fiesta de fin de año?

– como olvidarla, nos conocimos ahí.

– Bueno...me he enterado que Erick ya no trabaja ahí y están buscando un compañero para Tony.

– Sam, tú en tu vida has trabajado, no has nacido para eso.

– Mis padres me cortaron el grifo, no puedo vivir toda la vida de mi prima. Necesito una vida, Mateo. Necesito hablar con las dos lores y necesito crecer como persona.

– ¿Y nosotros que?

– Te pediría que vinieras conmigo, pero eso sería muy egoísta por mí parte, tu vida está aquí. Tienes tu trabajo, tus amigos...yo aquí tengo a mi gente. Si. Pero no quiero ser un mantenido.

– Pero yo quiero estar contigo, Sam...sabes que lo nuestro fué un flechazo.

– Voy a tener que ser sincero contigo, por mucho que nos duela. – Sam soltó un suspiro, se levantó de la cama y comenzó a vestirse. Mateo se quedó con un semblante serio, tirando a triste.

– Me vas a dejar, ¿No? Ya tienes la decisión tomada.

– No quiero dejarte. Quiero un futuro. Y no quiero tener una relación a distancia.

– ¿Y no puedes buscar algo por aquí? Tú y yo estábamos bien.

– No me lo saco de la cabeza. Ni un solo segundo. Y tú no puedes cargar con eso.

– ¿A quien? No entiendo nada, Sam.

El chico no dijo absolutamente nada más del tema. Mateo se sentó en la cama, con la mirada perdida, mientras Sam terminaba de abrocharse los botones de su camisa. El silencio que llenaba la habitación era insoportable, solo se escuchaba el roce de la ropa y la respiración entrecortada de ambos.

Finalmente, Mateo rompió el silencio:
– ¿Es definitivo, entonces?

Sam se giró hacia él, sus ojos brillando con un destello de tristeza.

– Creo que sí. Pero no porque no te quiera, Mateo. Es porque me quiero a mí mismo lo suficiente para intentar construir algo mejor que una mentira.

Mateo asintió lentamente, aunque las lágrimas comenzaban a deslizarse por su rostro.

– Supongo que eso es lo que hace el amor verdadero, ¿no? Dejar ir cuando hace falta...Espero que el te trate mejor.

– No voy a estar con nadie. Voy a estar solo. porque primero tengo que quererme yo.

Sam se acercó a él y colocó su frente contra la de Mateo. Permanecieron así por un instante, compartiendo el calor de ese último momento juntos.

– Te juro que siempre vas a tener un lugar en mi corazón, fué precioso mientras duró – dijo Sam en un susurro antes de separarse.

Mateo lo observó mientras recogía sus cosas y se dirigía hacia la puerta. Antes de salir, Sam se detuvo y miró atrás, como si estuviera grabando cada detalle de la escena en su memoria.
– Adiós, Gracias por este tiempo juntos.