El accidente que me olvidó

Capítulo 7: La hora del té (Parte 1)

A la mañana siguiente, Penelope se sentó frente a su escritorio con una pluma en la mano y un papel en blanco frente a ella. Había pasado la noche dando vueltas en su mente, tratando de comprender el significado de sus sueños y de los recuerdos fragmentados que comenzaban a regresar. Respiró hondo y, con determinación, comenzó a escribir.

Estimado Sr. Bridgerton:

Aunque aún no sé si es buena idea, la mezcla de algunos recuerdos que están viniendo a mi mente me tiene completamente aturdida, así que necesito su ayuda para poder ordenarlos y, de esa forma, avanzar en mi propósito de encontrar marido esta temporada.

Penelope Featherington

Se quedó mirando la nota durante un momento, dudando si enviarla o no. La formalidad de sus palabras intentaba ocultar la confusión y el torbellino de emociones que en realidad sentía, pero era lo mejor que podía hacer en ese momento. No sabía cómo confiar plenamente en él, ni cómo expresar la mezcla de dolor, nostalgia y algo que aún parecía afecto en su corazón. Pero necesitaba claridad; si Colin podía ayudarla a comprender su pasado, entonces tal vez podría avanzar hacia un futuro libre de dudas y miedos.

Finalmente, dobló la carta y la selló. Le pidió a Varley, el ama de llaves, que se asegurara de que llegara a manos de Colin lo antes posible. Una vez que Varley se marchó, Penelope se quedó en silencio, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza ante la posibilidad de ver a Colin nuevamente. Sabía que las respuestas no serían fáciles, pero también comprendía que solo enfrentando sus recuerdos y el dolor del pasado podría encontrar la paz que tanto anhelaba.

Colin estaba en su habitación, aún lidiando con el peso de los recuerdos y las emociones de la noche anterior, cuando el mayordomo tocó a la puerta y le informó que tenía correspondencia. Al escuchar que era de Penelope Featherington, sintió una mezcla de esperanza y ansiedad que no pudo disimular. Con manos temblorosas, tomó la carta y la abrió, leyendo las palabras formales pero cargadas de la confusión que Penelope claramente intentaba ordenar.

No tardó en escribir una respuesta breve, pero sincera:

Estimada señorita Featherington:

Cuando quiera y donde quiera estaré dispuesto a resolver todas las dudas que le surjan para así aclarar su mente

Colin Bridgerton

La envió rápidamente, sin permitirse dudar ni un segundo. Sabía que Penelope necesitaba tiempo, pero también deseaba que, poco a poco, sus intenciones de ayudarla a recordar y sanar fueran claras. Cuando la respuesta de Penelope llegó invitándolo a tomar el té esa misma tarde, Colin sintió un vuelco en el pecho. Era la oportunidad que había estado esperando, la oportunidad de hablar con ella, de aclarar, de encontrar el camino de vuelta hacia la confianza que habían perdido.

Colin se encontraba en su habitación, enfrentando una maraña de emociones y dudas. Parte de él quería ver la invitación de Penelope como una señal de esperanza, una oportunidad para demostrarle cuánto había cambiado y cuánto la amaba. Sin embargo, otra parte no podía evitar temer que esta reunión fuera, en realidad, la forma de Penelope de reunir información sobre su pasado en un intento de dejarlo atrás y centrarse en encontrar un nuevo esposo esta temporada.

Mientras se debatía entre la ilusión y el miedo, Colin tomó una decisión. Si esta iba a ser su última "cita" con ella, si este iba a ser el último momento que compartirían a solas, entonces quería que Penelope lo viera en su mejor versión, la versión que él deseaba haberle mostrado antes de sus errores y palabras hirientes. Se prepararía para ella con el mismo esmero que habría dedicado a una cita con la antigua Penelope, aquella que lo miraba con una mezcla de afecto y paciencia.