Capítulo 4: Luces y Sombras

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La mañana siguiente llegó y Colin recorría la feria con su familia, sus ojos no dejaban de buscar entre la multitud un destello de cabello pelirrojo. Sabía que Penelope había aceptado su invitación, pero no tenía certeza de si realmente aparecería o si él tendría la oportunidad de verla de cerca. Había una mezcla de nervios y emoción en su pecho que hacía que cada segundo pareciera más largo.

Finalmente, a lo lejos, la vio. Su cabello rojo brillaba bajo la luz del sol, y sus ojos azules, aunque a esa distancia, parecían capturar toda la esencia del cielo despejado. Verla ahí, rodeada de sus hermanas, con una sonrisa tímida mientras observaba a su alrededor, lo dejó sin aliento. Había imaginado tantas veces este momento, pero ahora que estaba frente a él, la realidad lo sobrepasaba.

Colin sintió cómo los nervios lo invadían. Su respiración se aceleró, y sus manos temblaban ligeramente. Había esperado tanto para reencontrarse con ella, y el miedo a decir o hacer algo que la alejara de nuevo lo llenaba de inseguridad.

En ese momento, Anthony y Benedict, que estaban a su lado, notaron su reacción. Anthony, con su característico tono firme, le dio un suave empujón en el hombro.

-Tranquilo, Colin -le dijo Anthony, sonriendo con comprensión-. Solo es Penelope. No estás frente a una multitud; estás frente a alguien que ya te conoce, incluso aunque no lo recuerde del todo.

Benedict se unió, dándole una palmada en la espalda.

-Exacto. No necesitas hacer nada especial. Solo sé tú mismo -añadió Benedict, con una sonrisa animada-. Ella ya aceptó venir aquí, así que al menos debes saber que tiene la intención de darte una oportunidad.

Colin asintió, respirando hondo para calmar los latidos acelerados de su corazón. Tenían razón. Penelope había venido, y eso en sí mismo ya era un paso importante. No necesitaba intentar impresionarla ni presionarla; solo tenía que ser él mismo y dejar que las cosas fluyeran.

Con una nueva confianza, Colin se enderezó y se preparó para acercarse, agradecido por el apoyo de sus hermanos. Sabía que ellos entendían la importancia de ese momento para él y que, pase lo que pase, estarían a su lado.

Eloise, siempre observadora y consciente de los sentimientos de su hermano y su mejor amiga, fue a buscar a Penelope entre la multitud y, con una sonrisa radiante, la condujo hacia su familia. La presencia de Penelope hizo que los Bridgerton se iluminaran al instante, recibiéndola con calidez y gestos de auténtico cariño. Anthony, Violet y Benedict intercambiaron miradas de aprobación, alegrándose de verla en aquel ambiente festivo, mientras Colin, sin embargo, seguía estático, incapaz de moverse o pronunciar una palabra.

Penelope se sintió abrumada por el afecto de todos y, aunque una parte de ella quería mantener una calma controlada, sus ojos terminaron posándose en Colin. Había algo en él que la hacía sentirse extrañamente vulnerable, pero al mismo tiempo, le inspiraba una mezcla de paz y nostalgia que no podía entender completamente.

Finalmente, se armó de valor y, con una voz temblorosa, dijo:

-Hola, Colin...

Colin, que llevaba conteniendo la respiración, se encontró incapaz de articular una respuesta fluida. La cercanía de Penelope, su mirada suave y la timidez en su voz le removieron el corazón de una manera que hacía mucho tiempo no sentía. Tartamudeando, le respondió, esforzándose por mantener la compostura.

-H-Hola, Pen...

Ambos intercambiaron una sonrisa nerviosa, y un pequeño silencio se instaló entre ellos mientras el resto de la familia observaba con una mezcla de ternura y diversión. Eloise, notando la incomodidad entre los dos, decidió intervenir, dándole a su amiga un empujón amistoso.

El accidente que me olvidóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora