El accidente que me olvidó

Capítulo 24: Mi vida frente a mi ❤️🔥(Parte 2)

...Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a filtrarse por las cortinas, Penelope, tras días de letargo, finalmente salió de su profundo sueño. Sus párpados se movieron lentamente antes de abrirse, dejando que sus ojos se acostumbraran a la luz suave de la mañana. Lo primero que vio fue el rostro de Colin, tan cerca del suyo, su respiración profunda y tranquila, indicándole que estaba profundamente dormido.

Penelope lo observó en silencio, su mente aún algo desorientada, pero llena de una calidez que creció al darse cuenta de lo que veía. El rostro de Colin mostraba signos evidentes de cansancio: ojeras pronunciadas, una ligera hinchazón alrededor de sus ojos, rastros de lágrimas secas en sus mejillas. Había llorado, había esperado, y se había quedado junto a ella sin apartarse.

Su corazón se llenó de emoción al comprender cuánto había luchado Colin por ella, incluso en esos días que ella no podía recordar. Lentamente, con la voz aún débil pero llena de cariño, Penelope susurró:

—Colin... estoy aquí. He vuelto.

Pero Colin no respondió. Estaba profundamente dormido, su cuerpo agotado después de días de preocupación y desvelo. Penelope sonrió con ternura, sabiendo cuánto debía haber pasado por ella. Su mano se movió con cuidado, acariciando suavemente su cabello mientras seguía susurrando.

Mientras permanecía abrazada a Colin, Penelope cerró los ojos por un momento, dejando que las emociones la envolvieran. Su mente, que había estado en un torbellino durante días, ahora se sentía clara y serena. Recordaba todo. Cada detalle de su vida, tanto antes como después del accidente, se presentó ante ella como si un velo se hubiera levantado.

El peso de esos recuerdos la dejó sin aliento por un instante. Las risas compartidas con Colin en su amistad, las veces que lo había amado en secreto y sufrido por la distancia que él parecía mantener. Luego, la revelación de ser Lady Whistledown, el accidente que lo cambió todo y los días oscuros donde no podía recordar ni siquiera quién era.

Recordó también cómo Colin había estado a su lado, incluso cuando ella no sabía quién era él, leyéndole, hablándole, reconquistándola con una paciencia y amor que ahora comprendía en su totalidad. Y finalmente, la noche de su boda, la unión profunda que habían compartido. Esa noche había roto todas las barreras en su mente, permitiéndole recordar no solo quién era, sino también todo lo que habían construido juntos.

Penelope abrió los ojos nuevamente, mirando a Colin con lágrimas silenciosas deslizándose por sus mejillas. No eran lágrimas de tristeza, sino de gratitud y amor. Su corazón latía con fuerza al comprender cuánto había luchado él por ella y cuánto lo amaba.

—Colin... —susurró otra vez, su voz más firme esta vez, pero todavía baja para no despertarlo.

Ella sabía que tenía mucho que decirle, pero quería que descansara. Lo observó con ternura, recordando cada momento que ahora formaba parte de un todo cohesivo en su mente. Entendía que la confusión, el olvido y el dolor del pasado eran parte de su historia, pero también lo era el amor inquebrantable que los unía.

—Gracias por no rendirte conmigo. —Susurró nuevamente, su voz temblando con emoción—. Te prometo que a partir de ahora, siempre sabré quién soy... y quién soy contigo.

Penelope recordó las palabras del médico, que su cerebro estaba reorganizando sus recuerdos como un rompecabezas. La unión con Colin, su amor y su devoción, había sido la última pieza que faltaba para completar el cuadro. Ahora, todo estaba en su lugar, y estaba lista para enfrentar el futuro con él.

Penelope se tumbó suavemente junto a Colin, asegurándose de no despertarlo bruscamente. Lo observó en silencio durante unos segundos, su rostro tan tranquilo en el sueño que le parecía aún más hermoso. Sus manos, temblando ligeramente por la emoción, se deslizaron hasta su cintura, abrazándolo con delicadeza.