El accidente que me olvidó

Capítulo 14: Soporte y Compromiso ❤️❤️

Por la noche, después de la pedida en la casa Bridgerton, Penelope se acuesta con la sonrisa más grande que ha tenido en su vida. Acurrucada en su cama, cierra los ojos y deja que los recuerdos del día la envuelvan: las palabras de amor de Colin, la cálida bienvenida de la familia Bridgerton, y la emoción de saber que en pocas semanas será su esposa.

Cada detalle, cada mirada y cada promesa compartida parecen llenar su corazón de una alegría que nunca antes había experimentado. Siente que su vida está exactamente donde siempre quiso, llena de amor, aceptación y el futuro brillante que está a punto de comenzar.

Esa noche, mientras Penelope duerme con una sonrisa en el rostro, un recuerdo regresa a su mente. Ve a Colin abrazándola mientras duerme, su brazo protegiéndola con calidez y ternura. La sensación es tan real y reconfortante que decide aferrarse a ese recuerdo, dejándolo impregnar sus sueños, como si ese abrazo pudiera durar toda la noche.

Con ese pensamiento, se relaja aún más, dejándose envolver por la imagen de estar entre los brazos de Colin, segura y feliz. Así, sueña toda la noche con él, sintiéndose cada vez más cerca, sabiendo que en pocas semanas esos momentos serán su realidad.

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A la mañana siguiente, Violet, Portia y Penelope se reúnen en casa de los Featherington para planificar la fiesta de compromiso. Las tres comparten ideas, y aunque Portia intenta incluir algunas de sus extravagancias, Violet y Penelope logran encontrar el equilibrio perfecto entre elegancia y buen gusto. Después de varias horas de discusión y ajustes, las tres terminan satisfechas con los preparativos.

Por la tarde, deciden ir a la modista para elegir las telas y diseños, tanto para la fiesta de compromiso como para la boda. Entre risas, opiniones y sugerencias, Penelope siente la emoción de que cada detalle va tomando forma, sabiendo que todo apunta hacia el día en que su sueño de casarse con Colin se hará realidad.

Penelope había estado examinando las telas con cuidado, buscando algo que capturara la esencia de su felicidad. Finalmente, eligió una preciosa tela azul cuajada de brillos que parecía reflejar la luz como un cielo estrellado. El color resaltaba sus ojos y su cabello, dándole un aire de elegancia y frescura.

Genevieve, la modista, observó la elección con una sonrisa de aprobación y luego dijo, como si estuviera esperando este momento:

-Tengo algo especial que mostrarles.

Se dirigió a un rincón del taller y sacó un vestido de novia que había guardado durante meses, esperando el momento adecuado para ofrecérselo a Penelope. El vestido era un sueño: delicado, con detalles incrustados en encaje y una caída fluida que parecía diseñada para ella.

-Lo hice pensando en ti, querida -confesó Genevieve, mientras colocaba el vestido en un maniquí-. Sabía que este día llegaría.

Portia, quien al principio estaba demasiado ocupada opinando sobre los detalles de la tela azul, quedó en completo silencio cuando vio el vestido. Violet, de pie junto a ella, llevó una mano a su pecho, visiblemente emocionada.

Cuando Penelope se probó el vestido, el efecto fue inmediato. Las madres no pudieron contener las lágrimas. Portia, quien raramente mostraba su lado más vulnerable, dejó escapar un sollozo mientras murmuraba:

-Eres absolutamente perfecta, Penelope.

Violet, con los ojos llenos de lágrimas, agregó:

-Colin será el hombre más afortunado del mundo al verte caminar hacia él con este vestido.

Penelope, mirando su reflejo en el espejo, sintió cómo la emoción la inundaba. El vestido no solo era hermoso, sino que parecía encapsular todo lo que ella había soñado: un futuro lleno de amor y felicidad. Sus ojos brillaron con lágrimas contenidas mientras se giraba hacia las dos mujeres que tanto significaban para ella.