—Bueno, aquí estamos de camino—dijo Colin, tomando la mano de Penelope entre las suyas—. Finalmente, un fin de semana solo para nosotros. ¿Cómo te sientes?
Penelope lo miró, dejando escapar una risa suave mientras se recostaba en el asiento.
—Extrañamente... emocionada. Creo que realmente necesito esto, Colin. Aunque prometo no obsesionarme demasiado con los niños.
Colin sonrió, inclinándose hacia ella para besar su frente.
—Ese es el espíritu, Pen. Y te prometo que este será un fin de semana que recordarás siempre. Ahora relájate y disfruta del viaje. A partir de este momento, no hay nada más que pensar, excepto en nosotros.
Mientras el carruaje avanzaba por los caminos sinuosos hacia el campo, Penelope dejó de mirar por la ventana y giró hacia Colin. Con una sonrisa serena, agarró suavemente su brazo y se acurrucó contra él, apoyando su cabeza en su hombro.
—No puedo estar más feliz, Colin —susurró, cerrando los ojos mientras disfrutaba de su calidez—. Este momento... este fin de semana contigo... es justo lo que necesitaba.
Colin bajó la mirada hacia ella, una sonrisa amorosa curvando sus labios. Con cuidado, colocó un brazo alrededor de sus hombros, sosteniéndola más cerca.
El traqueteo del carruaje se volvió casi hipnótico mientras el paisaje cambiaba a verdes prados y pequeños bosques. Penelope permaneció acurrucada contra Colin, dejando que el ritmo constante del viaje y su presencia calmante la envolvieran en una sensación de paz que hacía tiempo no sentía. La calidez del abrazo de Colin hicieron que Penelope, agotada pero tranquila, cayera dormida en sus brazos. Su respiración se volvió suave y regular, y Colin no pudo evitar mirarla con ternura mientras la sostenía, cuidando de que estuviera cómoda.
Pasó una mano por su cabello con delicadeza, apartando un mechón rebelde de su rostro mientras susurraba:
—Descansa, Pen. Te lo mereces más que nadie.
Colin sabía que aún faltaban casi tres horas para llegar al pequeño hotel rural que había elegido, pero en ese momento, no le importaba el destino. Su verdadero destino siempre había sido Penelope.
El carruaje se detuvo frente a un coqueto hotel en el campo, rodeado de jardines floridos y colinas que parecían extenderse hasta el horizonte. Mientras el personal del hotel comenzaba a descargar el equipaje, Colin miró a Penelope, que aún dormía plácidamente en sus brazos.
Con una sonrisa llena de ternura, se inclinó hacia ella, acariciando suavemente su mejilla.
—Pen, amor mío... ya hemos llegado —susurró, su voz baja y cálida—. Es hora de despertar.
Penelope parpadeó lentamente, su mirada somnolienta enfocándose en Colin mientras se desperezaba. Una sonrisa suave apareció en su rostro al darse cuenta de dónde estaba.
—¿Ya estamos aquí? —preguntó con voz ronca por el sueño.
Colin asintió, dejando un beso ligero en su frente.
—Sí, acabamos de llegar. Y déjame decirte que dormiste como un angelito todo el camino. Debería haberte pintado para recordar este momento, pero no tengo las habilidades de Benedict.
Penelope rio suavemente, sacudiendo la cabeza mientras se incorporaba un poco.
—Espero que no haya sido con la boca abierta —bromeó, aunque su sonrisa pronto se desvaneció al mirar por la ventana y ver el paisaje—. Colin... esto es hermoso.
Él la ayudó a bajar del carruaje, sosteniéndola de la mano mientras miraban el hotel. Era un edificio encantador, con piedra envejecida cubierta de enredaderas y ventanas adornadas con macetas de flores. Todo emanaba calidez y tranquilidad.
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El accidente que me olvidó
FanfictionFanfic Polin con Romance y Drama en el que los dos protagonistas, Colin y Penelope, buscan la mejor versión de si mismos tras un evento trágico. La historia tendrá drama pero también habrá amor, deseo, complicidad, momentos cómicos y tambien sensibl...