capitulo 36

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Han pasado varios días desde que Rachel y Eli estuvieron a salvo en la cabaña, recuperándose poco a poco. Aunque la situación era tensa, al menos podían respirar tranquilos por un momento. Finalmente, cuando Eli ya estaba mejor, decidieron abandonar el refugio. Nat y Bucky las acompañaron, llevándolas a la Nueva Torre de los Vengadores, un lugar donde podrían estar a salvo y recibir la protección que tanto necesitaban.
Durante el trayecto, Rachel y Eli comenzaron a hablar más, compartiendo recuerdos y anécdotas de su niñez. Eli, al principio, parecía llena de recuerdos, hablando con nostalgia de los días felices de su infancia, de cómo solían jugar juntas, y de los momentos que las unían. Pero Rachel no podía recordar mucho de eso, sus recuerdos estaban distorsionados, empañados por los juegos mentales que Hydra había jugado con su mente.
A pesar de eso, Rachel sentía una inmensa gratitud al tener a Eli nuevamente a su lado. La conexión que habían perdido se estaba reconstruyendo poco a poco. Aunque sus recuerdos no coincidían, la presencia de su hermana era más que suficiente para hacerla sentir completa de nuevo.
De repente, sin pensarlo, Rachel extendió sus brazos y abrazó a Eli. Quería experimentar la sensación de un abrazo entre hermanas, de algo real, algo genuino. Al principio, Eli parecía sorprendida, pero pronto sonrió y correspondió el abrazo. A pesar de toda la oscuridad que las rodeaba, Eli se mostraba siempre tan alegre, como si tuviera una luz que nunca se apagara. Rachel la apretó más fuerte, sintiendo el consuelo de tenerla cerca. Era la primera vez en mucho tiempo que Rachel sentía que todo iba a estar bien, al menos por ahora.
Pero la paz fue efímera.
Un estruendoso sonido rompió el momento, un destello cegador de luz iluminó el camino y, antes de que pudieran reaccionar, una explosión sacudió el vehículo con fuerza. La bomba estalló con tal violencia que el auto salió disparado por los aires, dando vueltas y cayendo violentamente al suelo.
Rachel, Eli, Nat y Bucky fueron lanzados por el impacto. El caos se desató cuando el vehículo se volcó y golpeó el terreno. El ruido del metal retorciéndose y el polvo cubriéndolo todo parecía no tener fin. El dolor punzante recorrió el cuerpo de Rachel, pero su primer pensamiento fue hacia Eli. Intentó abrir los ojos entre el caos, sintiendo la adrenalina subir, pero el golpe había sido brutal.
—Eli... —dijo con dificultad, su voz rasposa y débil.
Pero no recibía respuesta. Desorientada y llena de miedo, Rachel trató de moverse, luchando por recuperar la consciencia mientras intentaba ubicar a su hermana. El corazón le latía desbocado mientras su mente se enfocaba en ella, en la seguridad de Eli, sin importar lo que ella misma tuviera que soportar.
Desde el asiento de conductor, Bucky estaba inmóvil, aparentemente también afectado por el impacto, pero aún consciente. Nat, igualmente golpeada, se estaba levantando y gritando órdenes para reaccionar.
Rachel logró encontrar a Eli, quien estaba tirada contra el asiento, inconsciente pero con respiración regular. Sin perder tiempo, Rachel la tomó entre sus brazos, sus manos temblorosas pero decididas, protegiéndola como siempre había querido.
—Eli, ¿me escuchas? —le susurró desesperada, pero el rostro de su hermana estaba pálido, su cuerpo inerte.
Nat se acercó, revisando a los demás, mientras Bucky rápidamente evaluaba la situación y trataba de levantar el vehículo, ayudando a todos a salir de allí lo más rápido posible. Pero la confusión de la situación les rodeaba: un ataque inesperado, el peligro aún presente, y con ellos atrapados en medio de un campo de batalla.
La prioridad era clara: sobrevivir, mantenerse unidos y salir de allí. Pero Rachel sabía que su camino estaba lejos de ser fácil. Con Eli a su lado, y con todo lo que sucedía, la batalla apenas comenzaba.
Con dificultad, todos lograron salir del auto volcado, aún atónitos por el impacto. El aire estaba cargado de polvo, la neblina de la explosión los rodeaba, y el dolor punzante de los cuerpos les recordaba la brutalidad del ataque. Rachel, con la respiración entrecortada, sostenía a Eli en sus brazos, la pequeña figura de su hermana inconsciente pesando más que nunca en su pecho.
Bucky, con sus movimientos rápidos, estaba al lado de Rachel, ayudando a mantenerla estable mientras avanzaban, cubriéndola en todo momento.
Nat, con sus instintos agudos, revisaba el horizonte, buscando cualquier señal de peligro, sabiendo que los enemigos no tardarían en llegar.
—Debemos movernos rápido... — dijo Bucky, la preocupación evidente en su voz, pero el sonido de disparos interrumpió sus palabras.
Los tres se agacharon de inmediato, buscando cobertura tras los restos del vehículo destrozado.
Los balazos zumbaban cerca de sus cabezas, la tierra levantándose en pequeños trozos a su alrededor por el impacto. Rachel, con el rostro desencajado, apretaba a Eli contra su pecho, temerosa de que cualquier movimiento en falso pudiera ser fatal para ella.
Nat reaccionó rápidamente, cubriendo su flanco con disparos certeros a los atacantes, pero los enemigos avanzaban. El peligro no se disipaba. Bucky, con su brazo rígido, también comenzó a disparar, manteniendo a raya a los que se acercaban.
Rachel, sin embargo, no podía concentrarse en nada más que en Eli. Su hermana, su única familia, estaba en sus brazos, aún inconsciente, y en el fondo de su mente, Rachel sabía que las horas estaban contadas.
Entonces, en un instante que pareció eterno, Eli dio un suspiro profundo, su respiración vaciló, y sin previo aviso, su cuerpo se relajó en los brazos de Rachel. Fue como si el mundo se detuviera por un segundo.
—¡No! ¡Eli, despierta! —Rachel grító, sacudiéndola con desesperación. Pero no hubo respuesta. Eli, la hermana que había recuperado después de tanto tiempo, la hermana que le daba fuerza, se desvaneció en sus brazos.
El golpe emocional fue abrumador, como una ola que la arrastraba, desbordando su cuerpo de dolor y furia. Y entonces, algo dentro de Rachel cambió. Una energía que había estado latente, dormida, comenzó a despertar en su interior. Su respiración se aceleró, y una energía oscura y poderosa emergió de lo más profundo de su ser.
Con los ojos nublados por la furia, Rachel levantó la vista, mirando a los enemigos que se acercaban, ignorando el peligro inminente. Sus ojos brillaron con un resplandor rojo intenso, un cambio palpable que transformó por completo su ser. La rabia, la tristeza, el dolor de perder a su hermana, todo lo que había guardado dentro, se desató con una fuerza imparable.
El aire a su alrededor se calentó. El polvo que se alzaba del suelo comenzó a levitar, atrapando a los atacantes en una esfera de energía invisible.
Rachel, con Eli aún en sus brazos, dejó salir un grito sordo, un grito de dolor que resonó en el campo de batalla, y en ese instante, el poder de su interior se desató. El viento y el polvo chocaron contra los enemigos, haciendo que cayeran de rodillas, incapaces de resistir la fuerza de la energía que Rachel había desatado. La tierra temblaba, el aire vibraba con poder, y los atacantes fueron desintegrados por el poder oculto que ahora se desbordaba de ella.
Nat y Bucky se quedaron atrás, sorprendidos, sin poder intervenir. Aunque sabían del potencial de Rachel, ver aquello era algo más allá de lo que podían imaginar. Rachel, con lágrimas recorriendo su rostro, mantenía a Eli en sus brazos, el cuerpo de su hermana tan frágil en su abrazo. El poder seguía fluyendo de ella, pero Rachel ya no podia distinguir entre su dolor y la furia que había dejado escapar.
—Eli... —susurró, su voz rota por el llanto, mientras su poder comenzaba a disminuir lentamente, como si las fuerzas que la impulsaban ya no pudieran sostenerla por mucho más tiempo.
Era una lucha interna, una batalla contra su propio corazón. Todo lo que había hecho para proteger a Eli, todo lo que había dado, ahora se sentía vacío. La furia la había cegado, y el único pensamiento que quedaba en su mente era el amor incondicional hacia su hermana. Pero la realidad era cruel. Eli ya no estaba con ella.

Entré el amor y el odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora