Jisung nunca planeó quedar embarazado y mucho menos del jefe de la mafia más peligrosa del país Lee Minho. Ahora atrapado en un mundo de sombras y violencia Jisung no solo debe protegerse a sí mismo sino también al los bebés que lleva dentro. Mientr...
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Las visitas de Jisung habian terminado por ese día, y solo quedaba una última invitación por entregar. Sin embargo esta era diferente ya que el destinatario estaba más cerca que cualquiera
— Toma — dijo Jisung mientras extendía la invitación hacia Jeongin quien lo observó con curiosidad.
— ¿A quién se la debo entregar? — preguntó el alfa confundido mientras tomaba el sobre entre sus manos.
— A nadie. Es tuya — respondió Jisung con una sonrisa calida.
Jeongin parpaded, sorprendido.
— No era necesario... Siempre iba a estar ahí.
— Lo sé. — respondió el omega con calma, sus ojos reflejando una sinceridad desarmante — Pero quiero que vayas como mi amigo, no como mi guardaespaldas...
Las palabras de Jisung lo tomaron por sorpresa. Jeongin permaneció en silencio por unos segundos, permitiendo que el significado de lo que había dicho se asentara. Habían pasado meses desde que comenzó a protegerlo, meses en los que había visto su fortaleza y vulnerabilidad. Pero escuchar que Jisung lo consideraba un amigo... Eso se sintió como un honor mucho más grande que cualquier titulo o deber.
— Gracias — murmuró Jeongin, abriendo el sobre y viendo su nombre escrito con cuidado
Llegando al portón principal Jisung notó una actividad Inusual. Los guardias parecían tensos, rodeando a alguien.
— ¿Qué sucede? — preguntó Jisung. frunciendo ligeramente el ceño.
— No lo se. Espera aqui — dijo Jeongin tomando su radio de inmediato — Puerta 1 ¿Algún inconveniente?
— Aquí, señor. Nada grave. El problema ya se está resolviendo. Aguardar en la camioneta, ya se les dará paso.
Sin embargo Jisung sabía leer el ambiente mejor que nadie. No parecía algo peligroso, pero definitivamente era una molestia. Observó cómo varios hombres sujetaban a una mujer que gritaba mientras intentaba zafarse. Su cabello estaba desordenado, su ropa arrugada y desaliñada daba la impresión de que había perdido toda compostura.
Sin pensarlo dos veces Jisung se bajó de la camioneta con Jeongin siguiendolo de cerca, sus pasos decididos captando la atención de los guardias.
— ¿Qué está pasando aquí? — preguntó Jisung con autoridad, sus ojos evaluando la escena con calma.
Uno de los guardias se adelantó, inclinando ligeramente la cabeza.
— Jefe, no se preocupe. Estamos despejando el problema. En un momento tendrá paso para entrar.
Antes de que Jisung pudiera responder, la mujer alzó la voz, gritando con una furia mal contenida.
