11 pm - Richard Rios

CAPITULO 17

//Narra Nicole //

Abrí los ojos pesadamente, sintiendo mi cuerpo adolorido y un leve calor recorrer mis mejillas. Mi cabeza daba vueltas, como si los recuerdos quisieran regresar pero se resistieran. La suave sábana cubría mi cuerpo, y al girarme un poco, noté a Richard a mi lado, completamente dormido. Su rostro tenía esa calma que solo se tiene al dormir profundamente, su pecho subía y bajaba con serenidad.

"¿Qué habrá sucedido anoche?" pensé, intentando ordenar las piezas de los fragmentos que mi memoria dejaba entrever. Recordaba la cena, las cervezas, nuestras risas... y luego, el momento en que nuestras miradas se cruzaron con más intensidad de la habitual.

Observé a Richard con más detalle. Su cabello ligeramente desordenado, las marcas sutiles de mis uñas en sus hombros... Mi respiración se aceleró al recordar algunos momentos más vívidos, nuestros cuerpos entrelazados, su voz grave murmurando mi nombre, y la forma en que me hacía sentir como si el mundo se detuviera.

"Dios, Nicole", me regañé a mí misma mientras me pasaba una mano por el rostro, sintiendo cómo el calor volvía a invadir mi piel. ¿En qué momento me entregué así? Pero al mismo tiempo, no podía arrepentirme. Había algo tan natural en estar con él, como si nuestros cuerpos y almas estuvieran diseñados para encajar de esa manera.
De repente, Richard se movió, su brazo buscando instintivamente rodearme aunque seguía dormido. Su calor era reconfortante, pero también me hacía sentir vulnerable.

Me quedé mirándolo por unos segundos más antes de decidir levantarme con cuidado, intentando no despertarlo. Necesitaba un momento para aclarar mis pensamientos. Al poner los pies en el suelo, sentí un escalofrío recorrerme. Mi vestido estaba tirado cerca de la puerta, junto a su camisa.

Suspiré mientras recogía mi ropa y me dirigía al baño. Un vistazo al espejo me confirmó lo que sospechaba: mi cuello tenía las marcas de su pasión, pequeños rastros de una noche que, aunque confusa, no podía negar que había sido intensa.

"Y ahora, Nicole, ¿qué sigue?" me pregunté mientras el agua fría de la ducha comenzaba a correr, intentando aclarar no solo mi mente, sino también mi corazón.

El agua fría recorría mi piel, despejando poco a poco las sensaciones y pensamientos confusos de la noche anterior. Cerré los ojos mientras las imágenes de anoche se mezclaban en mi mente: la manera en que Richard me miraba, sus caricias, cómo sus palabras me hacían sentir única. Era como si toda esa tensión que habíamos acumulado a lo largo de los años hubiera explotado en un solo momento.

“¿Qué significa esto ahora?”, me pregunté mientras dejaba caer mi frente contra las baldosas de la ducha. Parte de mí quería pensar que solo era una noche de pasión, algo que sucedió porque ambos necesitábamos esa conexión. Pero, ¿cómo podía ser algo tan simple cuando se trataba de Richard?

Salí de la ducha envuelta en una toalla, con el cabello mojado cayendo sobre mis hombros. Caminé hacia la habitación, intentando no hacer ruido. Pero al abrir la puerta, me encontré con Richard despierto, sentado en la cama con su torso descubierto y el cabello despeinado, mirándome con esa sonrisa pícara que siempre me hacía perder el control.

—Buenos días, muñeca —dijo con su característico tono juguetón, su voz aún grave por el sueño.

—Buenos días... —respondí, intentando no delatar mi nerviosismo. Caminé hacia el armario buscando algo de ropa, pero su mirada seguía fija en mí, y eso me ponía aún más inquieta.

—¿Estás bien? —preguntó, esta vez con un tono más serio, dejándose caer hacia atrás con los brazos detrás de la cabeza, como si estuviera analizándome.

—Sí, claro, ¿por qué no lo estaría? —mentí, aunque sabía que él no era fácil de engañar.

—No sé, princesa... te ves un poco perdida. ¿Estás arrepentida? —soltó de repente, su mirada fija en mí, como si estuviera buscando algo en mis ojos.