11 pm - Richard Rios

CAPITULO 52

Nicole, con las manos temblorosas, observó el sobre por unos segundos antes de dirigirse al comedor, donde la luz era más clara. Richard la siguió, observándola con preocupación, mientras ella inspeccionaba el sello especial que cerraba la carta.

El sello familiar era un sistema antiguo y complicado, diseñado para garantizar que solo alguien con conocimiento pudiera abrirlo sin dañarlo. Nicole suspiró profundamente y buscó en un cajón una pequeña herramienta de metal que siempre llevaba consigo, un recuerdo de su vida anterior.

Richard se sentó frente a ella, en silencio, esperando pacientemente.

-Esto es demasiado extraño – murmuró Nicole, concentrándose mientras abría cuidadosamente el sello. – Mi familia nunca hace algo así sin un motivo importante.

Cuando finalmente logró abrirlo, sacó la carta con delicadeza y empezó a leer.

"Querida Nicole,

Nos complace informarte que este fin de semana celebraremos una importante reunión familiar en la mansión de Medellín. Asistirán tus abuelos, quienes desean verte y compartir contigo como en los viejos tiempos.

Es fundamental que estés presente, ya que necesitamos mantener las apariencias ante ellos y otros invitados importantes. Sin embargo, te pedimos encarecidamente que no traigas a Richard. Este es un asunto familiar, y hay temas serios que necesitamos discutir contigo en privado.

Esperamos tu respuesta a la brevedad. Recuerda que tu presencia no es opcional.

Atentamente,
La Familia Díaz"

Nicole dejó la carta sobre la mesa, leyendo las palabras una y otra vez, tratando de procesarlas. Richard, notando su expresión tensa, extendió la mano para tomar la carta, pero Nicole la detuvo.

-No – dijo rápidamente, doblándola y guardándola de nuevo en el sobre.

Richard la miró con una mezcla de confusión y preocupación.

-Nicole, ¿qué dice? ¿Qué quieren ahora?

Ella suspiró y evitó su mirada, sintiendo un nudo en el estómago.

-Quieren que vaya a la mansión este fin de semana. Dicen que estarán mis abuelos y… necesitan mantener la fachada – explicó, con un tono que mezclaba tristeza y resignación.

Richard cruzó los brazos, claramente molesto.

-¿Y por qué te piden que no me lleves?

Nicole apretó los labios, odiando lo que estaba a punto de decir.

-Quieren discutir algo "serio" conmigo, según ellos. No especificaron qué.

Richard se levantó, apoyando las manos en la mesa.

-Nicole, no me gusta esto. ¿De verdad vas a ir sola?

Ella lo miró, intentando mostrarse fuerte, aunque la idea la aterraba.

-No tengo opción, Richard. Si no voy, las cosas se pondrán aún peor… y no quiero que involucren a más gente.

Richard la observó, sus ojos llenos de preocupación, y después de unos segundos asintió, aunque a regañadientes.

-Está bien. Pero prométeme que si pasa algo, me llamarás de inmediato.

Nicole sonrió débilmente y asintió, aunque no estaba segura de qué la esperaba en aquella reunión.

El fin de semana llegó, y con él, una extraña mezcla de ansiedad y determinación en Nicole. A las cinco de la mañana, su alarma sonó, sacándola de un sueño ligero. Sabía que ese día no era uno cualquiera; debía enfrentar a su familia con la misma elegancia y porte con los que siempre la habían asociado.