CAPITULO 55

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Mientras tanto, en el apartamento de Richard, la atmósfera era completamente distinta. La luz tenue del lugar creaba un ambiente cálido y acogedor. Nicole estaba acurrucada en el sofá, envuelta en una manta mientras Richard le preparaba algo caliente en la cocina.

-¿Seguro que no quieres nada más, princesa? – preguntó desde la barra, llevando una taza de chocolate caliente hacia ella.

Nicole levantó la mirada y sonrió débilmente.

-Esto está perfecto, gracias, amor – dijo, tomando la taza entre sus manos y dejando que el calor le reconfortara.

Richard se sentó a su lado, estirando los brazos para rodearla con ternura.

-Te ves cansada… ¿Te sientes bien? – preguntó, preocupado, mientras depositaba un beso en su frente.

Nicole suspiró, recostándose contra su pecho.

-Un poco. Todo ha sido tan intenso… – confesó, cerrando los ojos por un momento.

Richard le acarició el cabello con delicadeza, inclinándose para susurrarle al oído.

-No tienes que preocuparte por nada, mi amor. Estás a salvo aquí conmigo. No voy a dejar que nadie te moleste – dijo, con una firmeza reconfortante.

Nicole levantó la vista hacia él, con los ojos brillantes por las lágrimas contenidas.

-¿Cómo puedes ser tan perfecto? – preguntó, sonriendo con ternura.

Richard le devolvió la sonrisa y se encogió de hombros.

-No soy perfecto, pero hago lo que puedo para que tú seas feliz – respondió, antes de besarla suavemente en los labios.

Ella se rió entre dientes, apoyando la cabeza en su hombro.

-Te amo, Richard. No sé qué haría sin ti – dijo con sinceridad.

-Yo también te amo, muñeca. Y no tienes que preocuparte por eso, porque nunca vas a estar sin mí – aseguró, envolviéndola en un abrazo más fuerte.

Después de un rato, Richard se levantó y tomó la manta para cubrirla mejor.

-Ahora, vas a quedarte aquí descansando mientras yo te doy un masaje en esos pies – anunció con una sonrisa traviesa, señalando sus tacones que había dejado tirados al lado del sofá.

Nicole lo miró sorprendida, antes de reírse.

-¿Un masaje? ¿Qué pasó con el Richard que decía que no era bueno para esas cosas? – bromeó.

-Bueno, mi amor, los tiempos cambian – dijo él mientras tomaba sus pies con cuidado y comenzaba a masajearlos suavemente. – Además, con ese bebé en camino, tengo que asegurarme de que te sientas como una reina.

Nicole lo miró con una mezcla de amor y diversión.

-Si sigues así, voy a terminar acostumbrándome demasiado – dijo, fingiendo dramatismo.

Richard levantó la vista y sonrió.

-Ese es el plan, princesa.

Richard terminó el masaje y subió al sofá junto a Nicole, acomodándola para que se recostara en su pecho. Él pasó un brazo alrededor de ella, mientras con la otra mano jugaba con los mechones de su cabello. La tranquilidad del momento los envolvía, y el suave murmullo de la televisión de fondo era lo único que rompía el silencio.

-¿Sabes? – comenzó Richard, rompiendo el silencio – A veces pienso que no merezco todo esto. Tú, nuestro bebé… todo parece un sueño.

Nicole levantó la cabeza y lo miró fijamente, con ternura en los ojos.

11 pm - Richard RiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora