N U E V E

108K 8.1K 1K
                                    

"Pretendamos que la nieve no es lo único que está cayendo rápido."

Vi se levantó por la mañana siguiente con una sonrisa radiante, por alguna razón, el día parecía sonreírle.

  Bajó las escaleras aún en pijama. El olor a panqués recién cocinados inundaron sus fosas nasales haciendo que su estómago rugiera.

—¡Vi! Que bueno que despertaste— le dijo su madre lavando sus manos. —Siéntate, te serviré de desayunar.

  Viera miró a su madre y sin decir nada, se sentó en el pequeño comedor de madera en la cocina. Ella y su madre se dispusieron a desayunar en completo silencio.

—¿Y Carlo?— preguntó la chica mientras untaba un poco de crema de fresa en su panqué.

  Su madre se encogió de hombros— Llegó ayer por la madrugada, no ha despertado desde entonces.

  Vi frunció el ceño— ¿A dónde fue?— preguntó en vano sabiendo que Carlo no daba explicaciones de a dónde iba, o con quién.

  Su madre soltó una carcajada— ¿Crees que lo sé?— Viera esbozó una sonrisa pequeña.

—Madre, hoy vendrá un... amigo.— no sabía si el término "amigo" quedara con Dago, ya que bueno, no eran amigos del alma, solamente sabía que era un roba besos, posiblemente un mujeriego.

  Gina frunció el ceño— ¿Se puede saber a qué vendrá?

—Lo pintaré.

  Su madre enarcó una ceja.— ¿Si te he comentado que Duke...

  Viera dejó salir un gruñido. —Sí, demasiadas veces.— rodó los ojos— Y nosotros sólo vamos a pintar. En realidad, él va a posar, yo pintaré.

—No posará desnudo. ¿Cierto?

  La castaña soltó una gran carcajada.— No madre.

"No creo tener tanta suerte."

  Viera parpadeó rápidamente asustada por su propio pensamiento. Su madre la miró enarcando una ceja.

—Bueno, iré con Francesca a tomar un café. Vendré en un rato.

  Su madre tomó su bolso y caminó hacia la puerta.

Viera se levantó rápido y siguió a su madre, se paró en el umbral de la puerta principal— ¡Mamá!— Gina se detuvo y miró a su hija— ¿Tú sabes sí papá... oculta algo?— Viera se estremeció al ver como su madre cambiaba su amable semblante por uno serio.

  Entonces ella se echó a reír.— Vi, vuelve a la casa, cielo. El aire te está haciendo daño.

  Vi sintió una punzada en el pecho, quizá porque podría ser que sus padres le estuviera mintiendo o quizá porque se estaba volviendo loca y cavando en un pozo sin salida. Dio la vuelta y entró en la casa.

  Viera subió y se arreglo, tardando lo suficiente en elegir que vestiría ese día. Tomó su celular ignorando los mensajes de Duke.

  El timbre sonó haciendo que diera un respingo. Bajó corriendo las escaleras, se detuvo frente al espejo a un lado de la puerta y no pudo evitar darse un vistazo y asegurarse de que estuviera presentable. Abrió la puerta y ahí estaba Dago, recargado en la pared con una actitud de seguridad.

—Hey— le dijo cuando vio a la castaña.

—Hola, pasa— ella se hizo hacia a un lado y lo dejó pasar— Estaremos en el ático, tengo mi estudio allá arriba— Viera balanceo sus manos como muestra de su nerviosismo.

El roba besos | ERB #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora