O N C E

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Palomitas: Palomitas de maíz, pochoclo, pururú, pororo, Cotufas, roscas, rosetas, etcétera.

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"Me siento bien, voy a tomar el mundo. El cielo lleno de estrellas, tengo muchas páginas que pasar."

   Ella se detuvo maldiciendose y se dio la vuelta mirando a su padre fingiendo indiferencia.

Su padre estaba ahí delante, mirándola fijamente, seguía enojado eso era claro pero hasta ese momento, Viera no notó los círculos oscuros bajo sus ojos y esa mirada de cansancio.

—Yo...— Vi se quedó congelada pensando en algo. Por un lado podía preguntarle sobre lo que estaban hablando Carlo y él pero de verdad quería que le tuvieran la confianza para contarles por su propia cuenta— Vine por un poco de palomitas.

   Su padre enarcó una ceja— ¿A esta hora?

— Estaba viendo mi serie— le respondió seria.

—Vi...— la miró cansado y reprendiendo por su comportamiento, pero ella sólo dio la vuelta y siguió subiendo las escaleras.— Viera— ella se detuvo esperando a que dijera algo, a que le diera un poco de información— ¿No irías por palomitas?

   Maldijo mentalmente a todo lo que se moviera—Se me fue el apetito.— Le contestó sin siquiera mirarlo.

   Llegó a su habitación y sin hacer mucho ruido por su madre dormida, cerró la puerta y se dispuso a dormir por lo que restaba de noche.

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—¡Viera!— el grito de su madre se escuchó en toda la casa haciendo que la chica soltara al bello Harry Styles y despertara amargada. Bufó y se puso las pantuflas para después bajar las escaleras.

—¿Qué pasa madre?

—Tu padre te dejó algunos euros para que fueras a comprar lo que te hace falta para tu estudio.— Vi enarcó una ceja sin comprender porque su padre, el señor "odio el arte y todo lo que tenga que ver con él" le hubiera dejado euros para sus pinturas.

    Entonces recordó la madrugada y todo cuadró. Estaba arrepentido o algo parecido, entonces quiso -como siempre- arreglar todo con dinero.

—Bueno, deje comida en la cocina, dinero por si acaso. Ya me ire.

—¿A dónde irás?—le preguntó viendo el reloj de la puerta. Eran apenas las 11 de la mañana.

—Iré al club con la mamá de Duke— sonrió ampliamente. —¿Quieres que le mande saludos a Duke de tu parte?

—No.

   Su madre soltó una sofisticada carcajada— Él arreglará mi auto, está haciendo un ruido extraño. Le comenté y él se ofreció amablemente.— Viera rodó los ojos internamente. Oh vaya, aparte de farsante e hipócrita, salió mecánico.— Vuelvo más tarde, cariño.

   Y la puerta se cerró dejando a Viera sola en la inmensidad de su casa.

—¿Qué haces viendo la puerta como si fuera lo más emocionante de tu vida?— Viera brincó del susto y soltó un pequeño grito.

—¡Carlo!— se quejó— Eres un idiota, me asustaste.

   Su hermano le sonrió burlonamente— Deberías dejar de ser tan despistada.

—Y tú tan idiota— se acercó a la mesa y tomó el dinero que su padre le había dejado. Después de todo, si necesitaba material y podía aprovechar el dinero.

—¿Saldrás?— le cuestionó Carlo.

—Iré al centro comercial por unas pinturas. ¿Vienes?

El roba besos | ERB #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora