D O C E

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"Y no necesito decir una palabra, porque tú sabes cuando estoy bien y cuando estoy lastimada."

El pincel subía y bajaba por el lienzo, empapado de pintura. Y ahí estaba Viera, con una coleta desordenada, un delantal sucio y un poco de sudor en la frente, con una mirada de concentración dando los últimos retoques al retrato de Dago.

   Lo que más le gustaba de pintar era que no pensaba en nada más, se sentía libre sin recordar que quizá y en unos meses ya no tendría tiempo de siquiera tomar un pincel.

   Suspiró y se sentó un momento a descansar, tomó una toalla que tenía tirada por ahí y limpió sus manos.

   La puerta se abrió rápidamente haciendo que Vi diera un pequeño brinco de la impresión.

—¡Viera Abrianna Altobelli!— Vi soltó un suspiro y trató de poner su mejor sonrisa para Livia, su amiga.

—¿Qué hay, Liv?

—¿Qué hay, Liv?— repitió la rubia fulminando con la mirada a Viera— ¿Es todo lo que me vas a preguntar?

   Viera miró a su amiga sin comprender y se levantó— ¿Qué más quieres que sepa?

—¡No puedo creerlo, Viera!— vociferó.

   Vi miró a su amiga frunciendo el ceño bastante confundida— ¿Qué pasa contigo, Livia?

—Oh no, más bien ¿Qué pasa contigo, Viera?— preguntó enojada— Hace días que no me llamas, no sé nada de ti, si estás viva o no.

—No seas exagerada, Liv. No es para tanto— trató de calmarla, de verdad no quería pelearse con ella— He estado aquí— señaló todo su estudio con las manos— Pintando.

   Livia rodó los ojos— ¡Superalo, Viera!— la chica frunció el ceño y se acercó con los ojos cruzados a Livia— No quiero que me odies, de verdad pero creo que es tiempo de que te vayas olvidando de esto. Falta menos de un mes para ir a la semana de introducción a la universidad, deberíamos de estar en tu habitación hablando sobre eso, en el centro comercial comprando las cosas necesarias, la ropa. Investigando sobre las extracurriculares que tomaremos. ¡Todo! En cambio estás aquí, haciéndote estúpida con una idea no coherente sobre ser "artista"— hizo comillas en la última palabra.

   Viera sintió los ojos pesados, sabía que estaba a punto de llorar, lo podía sentir. Pero no se mostraría débil ante la persona que alguna vez consideró su mejor amiga.

—¿No dirás nada?— preguntó Livia algo impaciente, sabía muy dentro de ella que se había pasado en lo que le había dicho, en cambio no podía arrepentirse ni pedir perdón. No, su orgullo era mayor.

—¿Qué pretendes que diga?— respondió en voz baja, no quería que Livia supiera que estaba a punto de llorar.— Se supone que eres mi mejor de amiga, tienes que apoyarme, ayudar e impulsarme a salir adelante y no perder mis sueños— su voz se fue intensificando— ¡Pero no! Siempre estás del lado de mi padre, de mi familia.

—Estoy del lado de tu bien, Viera. No te equivoques.

   Viera tomó aire y tragó saliva para deshacer el nudo en su garganta— ¿Mi bien? Mi bien sería que me dejaran hacer lo que me da la gana, mi bien sería que me dejaran decidir por mí misma— su voz fue incrementando rápidamente, hasta que estuvo gritando— ¡Mi bien sería que me dejaran vivir mi propia vida!

   Livia miró a Viera, entonces cayó en cuenta del error que había cometido.— Vi... yo— su amiga levantó la mano y negó con la cabeza mientras una lágrima escurría por su mejilla.

El roba besos | ERB #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora