Locura.
"Hay gente loca, pero las mejores personas siempre lo están."
—¡Tú!— el grito de Viera resonó en toda la casa.
Ella sonrió ampliamente pero su sonrisa se borró al darse cuenta de que el chico la miraba seriamente.
—Son seis euros con cincuenta peniques— su voz era normal, ni muy grave ni muy aguda.
—Oh claro— Viera tomó el dinero torpemente y de lo entregó, él le dio la pizza— ¡Espera!— le gritó cuando vio que se daba la vuelta. Él rodó los ojos sin que ella lo viera.—Tu espera aquí, ¡No te muevas!— le ordenó apuntando con su dedo.
El chico suspiró y se quedó en la puerta viendo como la linda rubia-castaña corría hacia el interior de la mansión.
Viera prácticamente avento la pizza en algún lado de la cocina evitando las preguntas de su madre.
Regresó y vio como el chico caminaba hacia su motocicleta— ¡Ojo Azul!— le gritó— ¡Espera!
Él apresuró su paso y cuando estaba apunto de subir a la moto, sintió un peso en su espalda. Ella... ¿Se había subido a su espalda?
—¿Quieres bajarte?— le preguntó algo asustado.
Si. Había vivido varios encuentros con chicas que decían haber sido besadas por él pero nunca estuvo seguro porque no las veía, ahora estaba seguro que ella sí había sido besada por él pero aún así, ¿subirse a su espalda? Eso era un nuevo nivel.
—Entonces suelta mis muslos— él bajó la mirada y por reflejo, había tomado los muslos de la chica para que no cayera.
La soltó y se bajó de su espalda.—Soy Viera— le dijo ella sonriente.
Él enarcó una ceja— Bueno... Viera— la llamó— tengo pedidos que entregar.
Se dio la vuelta y se subió a su moto. Viera frunció el ceño— ¡No!
Corrió y se subió a la parte trasera de su moto— ¡¿Qué haces?!— le preguntó asustado.
—¿Tienes problemas personales?— soltó la chica.
—¿Qué?— preguntó atónito— ¡No! ¡Bájate!
—¿Algún tatuaje que signifique algo profundo?
—¡Me estás retrasando!— y asustando...
—¡Oh vamos! Ya sabia, tienes que contarme esto cuando estemos enamorados, con nuestra relación y...
—Mira Viera no se tu apellido— La miro sobre su hombro— Me das miedo, demasiado. Pero, de verdad tengo prisa. Sí te doy mi número, ¿me dejas ir?
Ella asintió energéticamente. El rodó los ojos sin importarle si lo veía o no. Tomó una libreta de la bolsa y anotó su número.
—Ten— se lo entregó— Ahora bájate.
Ella bajó de la motocicleta y no pasaron más dos cinco segundos cuando el ya estaba a media cuadra con su motocicleta.
—¡Sí!— gritó Viera en el porche de su casa.
Entró corriendo y su madre la miró extrañada— ¿Qué te pasa, Abrianna?
Ella ignoró el nombre por el que la había llamado su madre y sonrió— Tengo su número— ella hizo un baile raro.
—¿Del repartidor?— le preguntó con una ceja enarcada.
—¡Así es!
Su madre hizo una mueca de asco. —Que falta de clase, Viera.
Viera dejó de festejar y se quedó parada. —Me vale un kilo de popo tu opinión, madre— le sonrió hipócritamente y Gina le regresó la misma sonrisa.
—Bien, no te diré nada solamente dime cómo se llama— sonrió con suficiencia haciendo que Viera abriera la boca y la cerrará como pez fuera del agua.
No sabía su nombre.
La falsa carcajada de su madre resonó en toda la estancia.
Viera rodó los ojos—Lo sabré, no cantes victoria tan pronto, Gina.
Fue a la cocina y tomó un poco de pizza, no tenía ganas de soportar a tu madre así que subió las escaleras hasta su habitación.
Se aventó en la cama y después de acomodar el ordenador en sus piernas, abrió la aplicación de series y películas y se propuso a hacer una tarde de asocial con pizza.
Pero sus planes se vieron arruinados cuando su madre abrió su puerta con una gran sonrisa.
—Duke está abajo— Viera aventó todo y se puso una almohada en la cabeza—¡Viera Abrianna Altobelli!— le gritó.
Viera gruño y después se levantó y sin importar como se viera, bajo las escaleras. Si tenía suerte, asustaría a Duke y la dejaría en paz.
—Vi— le sonrió como siempre lo hacía frente a la familia de Viera o delante de la suya, ella apenas levantó la comisura del labio.
—¿Qué haces aquí?— le preguntó enarcando una ceja.
Él se rascó la nuca incómodamente— ¿Quieres salir?
—Yo... Verdaderamente quería quedarme a pintar un rato.
—¡Pero Viera!— le reprimió su madre— Pintas diariamente, podrías hacerlo mañana.
—No, Gina— le llamó Duke— Si Viera no quieres, podría ser otro día...
—¡Viera si quiere!, ¿no es así, Vi?
—No.
Sintió la pesada mirada de su madre a sus espaldas y sintió el miedo correr por sus venas así que se decidió a ir por unos zapatos para salir.
—Iré a arreglarme— subió las escaleras y se cambió rápidamente.
Al bajar, Duke la esperaba en el auto.
—Te vez hermosa— le dijo sonriente.
Ella frunció el ceño— Puedes dejar de fingir.
—Aún no, tu madre nos mira por la ventana.
Ella rodó los ojos y Duke encendió el coche para después conducir a la heladería del centro.
—No bromeaba cuando decía que te veías hermosa...— Vi se acomodó en el asiento mientras la cara loción asquerosa de Duke se metía de contrabando en sus fosas nasales. — Claro, no como yo, eso es más que imposible.
Si, ese era el verdadero Duke Decalzzi.
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El roba besos | ERB #1 |
Teen FictionLibro #1. -¿Quiénes son ellos? -Los llaman los Roba besos. -¿Qué hacen? -Pequeña estúpida, su nombre lo dice todo. Ellos no eligen, sólo corren por las calles solitarias a altas horas de la noche hasta que encuentren a alguna chica y simplemente...