C A T O R C E

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"Ella lo miraba como si él fuese el que pintara las estrellas"

¿Vestido rojo con lunares blancos? No. Bastante formal.

¿Jeans con una sudadera? No. Bastante informal.

   Viera aventó esa última opción a algún rincón de su habitación y después gritó desesperada, no sabía que podía ponerse para la casa de Dago sin ser lo suficientemente formal o informal.

   Debía admitirlo aunque no quisiera, salir con Dago la ponía demasiado nerviosa, y ni siquiera sabía porque.

"Quizá porque es uno de los hombres más bellos que existen en Italia... No, en el mundo."

   Viera sonrió leventemente ante su pensamiento, después de regañó internamente. Él es un roba besos, Dago es un mujeriego.

   Eso último le causó una punzada en su ser, joder, debía de dejar de pensar en Dago de una vez por todas o se volvería loca.

   Miró la hora y ya tenía el tiempo sobre ella, lo que quería evitar. Salió de su discusión mental y corrió al armario sumergiéndose entre la ropa hasta que encontró lo que ella creía adecuado para la situación y para el clima.

   Mientras se bañaba se quedó pensando ¿aquello era una cita? No. Sin duda eso no era una cita, al menos ella no tenía como ideal invitar a alguien a una cita llamándola amiga y en casa con su familia, porque, estaría su familia... ¿no?

   Después de salir, se encontraba aplicando un poco de labial cuando alguien llamó a su puerta.

—Pase.

   La cabeza de su madre se asomó al baño poco después, tenía una gran sonrisa.

—Viera, han traído esta carta de la universidad.

   Todos los ánimos de Vi redujeron considerablemente ante esas palabras. Quería tener un día sin pensar en su futuro, en ser Viera, no una chica correcta con un apellido importante.

—Bueno, gracias.— le respondió cortante, su madre no lo notó, cómo la mayoría de cosas que hacía.— Puedes dejarla en mi habitación.

—¿Eso es todo?— preguntó su madre confusa— Quiero saber que dice, vamos a leerla juntas.

   Vi miró el entusiasmo de su madre por leer esa carta, ella suspiró y dejó el labial sobre el tocador. Ambas se dirigieron a su cuarto y se sentaron en la cama.

—Ábrelo— le entregó el sobre y ella lo abrió rápidamente para acabar con eso.

—¿Y bien?— preguntó— ¿Qué dice?

   Viera rodó los ojos y comenzó a leer:— "Estimada familia Altobelli, esperando y se encuentren rebosantes de salud y con la mejor esperanza de que se encuentren bien, nos comunicamos para confirmar que la señorita Viera Abrianna Altobelli asistirá a la semana de preparaciones previa al inicio del ciclo escolar. Esperamos recibir pronto una respuesta. Con mucho agradecimiento, el Instituto Universitario Italiano Internacional."

—Ahora mismo enviaré una carta de respuesta confirmando que irás— dijo Gina al mismo tiempo que se levantaba felizmente de la cama, sin siquiera preguntarle su opinión.

—¿Por qué una carta?— preguntó confundida— Existe el correo, los mensajes de texto, ¡la tecnología!— su madre rodó los ojos— Estamos en el siglo XXI, no en la edad del caldo.

—¡Oh calla! La Universidad es tan prestigiada y conserva tan bien sus costumbres así que, envía una carta.— explicó— aparte, ¡es tan elegante!

El roba besos | ERB #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora