"Mis nietos sabran sobre nuestra historia de amor, aunque tú no seas su abuelo."
—Fuiste un idiota, de verdad— Dago levantó la cabeza y fulminó con la mirada a su hermana menor, Isabelle.
—No te conté esto para que me insultes.
La morocha se encogió en hombros— Tú querías mi opinión, así que esa es. Viera merece algo mejor que a un repartidor de pizza con problemas de personalidad.
El chico rodó los ojos— No tengo problemas de personalidad. Y sé que Viera merece algo mejor que yo, simplemente no quiero.
—Te da celos imaginarla con alguien mejor que tú.
—Me da celos imaginarla con alguien que no sea yo.
Isa sonrió de lado, hace tanto que no veía a su hermano así. Pero como siempre, la cagaba. Viera era una excelente chica y ella no podía elegir a una chica mejor como novia de Dago, a pesar de haberla tratado tan sólo una vez. Era diferente a cualquier otra chica con la que su hermano mayor había salido.
—Dago, deberías de intentar solucionar las cosas. Ella te interesa, y está más que claro que tú le interesas a Viera.
—No puedo, Isa— se enderezó en su cama, y estiró las piernas.— Tú no viste cómo me trató ayer en la bodega.
Dago se recargó en la cabecera y suspiró recordando la noche anterior cuando llegó de la pizzería a su casa y se asustó cuando no vio el coche de Viera estacionado, después su madre le había dicho que Giorgio la había acompañado a recogerla.
Nunca había odiado a su jefe tanto como lo había hecho esa noche. Él tendría una oportunidad de siquiera estar cerca de Viera cuando la recogiera en su casa, pero sólo a su gran jefe se le había ocurrido faltar y a él le tocó cerrar la pizzería, por lo que tuvo que pedirle a Giorgio que fuera a recoger a Viera a su casa.
La noche anterior ni siquiera le había dirigido la palabra. Claro que la atrapó varias veces mirándolo, pues ella no era nada discreta. A comparación de él, que había estado observándola toda la noche sin que ella se diera cuenta.
Era una tortura no poder bromear con ella, no poder escuchar su risa y ver cómo sus ojos se achicaban al reír, sus enormes ojos color miel que lo atormentaron toda la noche.
Pero él sabía que era mejor alejarse si no quería dañarla más, sino quería dañarse más.
—Dago, la vez pasada...— él volvió a la realidad con la voz de su hermana.
—Lo sé, Isabella— respondió duramente— es por eso que no quiero seguir ilusionando a Viera.
Su hermana suspiró— No entiendo porqué estás tan obsesionado con eso, Dago— respondió algo alterada— Es una estúpidez.
—Que tú hayas decidido no ser parte de los roba besos no quiere decir que todos en esta casa hagamos lo mismo, Isabella.
—Luego no preguntes porque Viera no quiere estar cerca de ti.— ella estaba a punto de salir de su cuarto y se paró en el umbral de la puerta.— Dago, tan sólo ve rechazarla en persona, no seas como esos idiotas que les dejan de hablar para que suponga que ya no hay nada. Porque Dago, aunque no quieras aceptarlo, hay más que algo.— Y se fue de la habitación.
Dago suspiró fuertemente y se restregó la cara con sus manos. Isabella tenía toda la jodida razón del mundo.
Tomó su celular y abrió mensajes.
****
"¿Podemos vernos en el parque principal a las 16:00?"
Viera se quedó mirando como una loca el celular, pues no podía creer que Dago le estaba pidiendo encontrarse esa misma tarde cuando una noche antes ni siquiera la había volteado a ver, desde que la eligió para ir en la misma ronda y justo cuando besó a una chica, le guiñó el ojo a Viera.
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El roba besos | ERB #1 |
Teen FictionLibro #1. -¿Quiénes son ellos? -Los llaman los Roba besos. -¿Qué hacen? -Pequeña estúpida, su nombre lo dice todo. Ellos no eligen, sólo corren por las calles solitarias a altas horas de la noche hasta que encuentren a alguna chica y simplemente...