"Una historia de amor que estaba destinada a fracasar."
El cuello le dolía, abrió los ojos encontrándose a sí misma en una posición incómoda sobre el hombro de Gio. Había estado tan cansada que no le había dado importancia en cómo se dormía.
Se movió cuidadosamente y miró a Giorgio descansar tranquilamente en el respaldo del sillón, ella sonrió al verlo ahí, tan indefenso y sin rastro alguno de las lágrimas que había derramado horas antes.
Caminó en silencio por la habitación y tomó su celular de su bolso para ver la hora pero estaba totalmente descargado, así que lo volvió a meter, tomó el sostén que había dejado reposando el tiempo que durmieron y se metió al armario, se lo puso y se quedó con la ropa que Gio le había prestado.
Al salir, Giorgio estaba despertando y se encontraba tallandose los ojos. —¿Tienes mucho despierta?— su voz salió extremadamente ronca y rió.
—No, acabo de despertar. ¿Sabes qué hora es?— Giorgio bostezo y después se estiró para tomar su teléfono de la mesa de centro.
—Vaya, son las cuatro de la tarde— ella abrió los ojos demasiado, habían dormido once horas en ese pequeño sillón. Ahora no tenía duda alguna de que estaría un buen rato con el cuello torcido.
—Tengo que irme, mi hermano debe de estar preocupado y no le he llamado.
Él asintió— te llevo.
—Ya hiciste demasiado por mi, Gio, Gracias, pero puedo tomar un taxi— él enarcó una ceja divertidamente— no me mires así, sólo ayúdame a conseguir un taxi.
—Bien— tomó su celular y comenzó a pedir uno hasta la bodega.
Viera se quedó en silencio y observó con desagrado los tacones que tendría que ponerse. Aunque pensándolo bien, mejor se iría descalza.
—¿Me prestas unos calcetines?— él la miró raro— no me pienso ir en tacones a mi casa, así que iré en calcetines.
—Claro, segundo cajón a la izquierda— ella se metió en el armario y sacó de la cajonera unos calcetines rosas con un unicornio.
Ella soltó una carcajada—¿De verdad, Gio?
Él frunció el ceño y tomó los calcetines— Son de Cassandra, esa mujer deja todo su armario aquí cuando viene a las rondas.
Viera no paraba de reír, se dejó caer en el sillón mientras se abrazaba a sí misma intentando controlar el dolor que la risa le ocasiona— ¡Claro que fue Cassie!— dijo sarcásticamente.
—¡Es en serio!— dijo y ella se calmó— ten, ya está el taxi afuera.— le lanzó los calcetines pero ella no los tomó y le pegaron en la cara— que malos reflejos tienes, pequeña.
Ella le sacó la lengua y se puso los calcetines, se levantó y le dio una nalgada a Giorgio— al parecer los tuyos también están oxidados, rubia.
Giorgio la miró divertido— ¿Me dijiste rubia?— ella tomó su bolso y sus tacones y asintió energéticamente— ¿me acabas de cambiar de sexo?
Ella soltó una carcajada y ambos salieron de la habitación, bajaron hasta la primera planta donde saludaron a varios chicos, entre ellos Topanga y Maru, salieron de la bodega y ahí estaba el taxista un poco asustado pues no eran rumbos muy transitados aquellos.
—Gracias por todo, Giorgio— le sonrió sinceramente y le dio un beso en la mejilla.
—No me agradezcas, Viera. Nos vemos luego.
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El roba besos | ERB #1 |
Teen FictionLibro #1. -¿Quiénes son ellos? -Los llaman los Roba besos. -¿Qué hacen? -Pequeña estúpida, su nombre lo dice todo. Ellos no eligen, sólo corren por las calles solitarias a altas horas de la noche hasta que encuentren a alguna chica y simplemente...