D I E C I S É I S

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"Somos torpes, pero afortunados. Sé que siempre te tendré para atraparme."

   Habían pasado ya dos semanas desde que había peleado con Livia y convivido con Cassie. Desde ese día había intercambiado números y no habían parado de hablar, hasta la habían incluido en el grupo de chat de Dago, Cassie y Gio. Se podría decir que ya era una de ellos.

   Habían salido varias veces, en las que era ya costumbre que Cassie arrastrara a Giorgio y dejaran a Dago y a Vi solos.

   Ahora se encontraban en videollamada, estaban escuchando los malos chistes de Gio que te hacía reírse de la pena.

—Gio, ¿quieres callarte?— preguntó Dago.

—El día que sea un comediante exitoso no te daré entradas para mi show— Dago susurró un "gracias" haciendo reír a las chicas.

—Bueno— interrumpió Cassie— ¿Qué te pondrás esta noche, Vi?

   Viera rodó los ojos y se recargó en la silla. Esa noche habría una cena en su casa sin motivo alguno, pero irían muchos empresarios, gente estirada y por supuesto, la familia de Duke y la de Livia.

—Un incómodo vestido que está oculto en algún lado de mi armario.

—Pagaría por verte en un vestido— comentó Dago y le guiñó un ojo.

— O sin el— dijo Gio. Ambas chicas comenzaron a reír.

—Hablando de vestidos y cosas así— comentó Dago— Vi, tengo una propuesta para ti respecto a la boda de mi hermana.

—¡Por fin le pedirás que te acompañe como tu pareja!— gritó Cassie mientras levantaba los brazos en manera de júbilo.

—En realidad— interrumpió— quería preguntarte si me ayudarías con el regalo para la boda. Al parecer por ser su hermano estoy obligado a regalarle algo— rodó los ojos.

—¿Cómo quieres que te ayude?

—Con tus dotes artísticos— contestó sonriendo— Te doy una foto de mi hermana y el fulano con el que se casará, tu mueves tu pincel y ¡bam! creas una pintura de ambos. Claro, te pagaré.

—¡Eso es increíble!— opinó Gio.

—No puedo...— susurró la chica.

—¿Qué? ¿por qué?— preguntaron todos.

—No creo que sea lo suficientemente buena...

—¡Pero eres perfecta!— Dago se calló— pintando, claro.

   Viera sonrió levemente—Tengo que irme— cerró la laptop y se tiró sobre su cama mirando el techo.

   Su celular comenzó a vibrar, contestó.

—¿Vi?— era Gio.

—¿Qué pasa?

—¿Dijimos algo que te molestara?— cuestionó preocupado.

   Ella se mordió el interior de la mejilla— No, para nada. Es sólo que no creo que sea lo suficientemente buena como para hacerlo. Y ya sabes, ese tema me pone un poco emotiva.

   Giorgio soltó una carcajada— ¿Y el cuadro que hiciste de Dago? Vi, ese cuadro es precioso. ¡Tienes talento!

   Viera sintió las lágrimas en sus ojos— No entiendes.

—Porque no me explicas.— le contestó en un tierno tono de voz que la desconcertó.

   La línea quedó en silencio un rato más.

El roba besos | ERB #1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora