Capítulo 41

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"El futuro parecía a mi alcance, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo lo que había pasado había valido la pena por llegar hasta allí

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"El futuro parecía a mi alcance, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo lo que había pasado había valido la pena por llegar hasta allí.".-Harley

-Harley

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Harley

Stacy estaba de los nervios, al parecer, la persona a la que esperaba se había negado a ir. Estábamos calladas, sentadas en el sillón. En esos momentos, aún estaba pensando en el mensaje que me había mandado Aria; no era capaz de mirarlo, me negaba a aceptar que ella me hubiera dicho que la dejase ya de hablar, que no quería saber de mí, que me olvidara de ella. Pero, ¿cómo podía olvidarme de ella? ¿Cómo podía hacer eso? Aún con mi mente hecha un desastre, de nuevo me sonó el móvil, esta vez era una llamada. Lo cogí, y al ver que era Aria, me levanté apresuradamente del sillón.

Noté cómo mi corazón latía con más fuerza, sentía que me estaba costando respirar. En esos momentos, el móvil me quemaba en las manos, sentía que me pesaba. La expresión de Stacy era todo un poema: miraba el móvil, después a mí, y así sucesivamente.

—¿No lo piensas coger? —me preguntó. Negué con la cabeza.

—Aún no estoy preparada para decirle adiós, no puedo, no puedo dejarla, no —dije, casi al borde del llanto. Esta chica me estaba haciendo más llorar que cualquier otra persona.

—Quizás es algo importante, quizás no es para decirte adiós, y si fuera así, ¿por qué no la sueltas? ¿Por qué quieres aferrarte a algo que quizás no siga? —preguntó, dudosa. La miré.

—Porque, a diferencia de lo que me ha pasado contigo, sé que ella no es para un rato, sé que es para toda la vida. Sé que cuando encontremos los trabajos de nuestros sueños, nos mudaremos juntas. Quizás nuestra casa sea un vómito de rosa y purpurina, pero será nuestra casa, una casa donde vivirán nuestros futuros hijos, donde seremos felices. Por eso no la puedo soltar, no aún —dije, seria.

Ella asintió lentamente.

—No sé qué decirte. Nunca has pensado eso conmigo, y no me ofende. Sé que fui la persona más cruel y déspota contigo, pero ¿sabes? Yo creo que sí, que os veré en esa casa de vómito de rosa y purpurina. Os veré riendo con vuestros hijos, os veré felices —dijo con una cálida sonrisa.

—No eres mala, nunca lo has sido.

—Lo sé, he sido una persona a la que le han enseñado a ser de ese modo, sé que no soy mala, lo sé perfectamente —dijo, apartando la mirada de mí.

No supe qué hacer, sabía cómo había sido la vida de Stacy, había sido demasiado dura, tanto que a veces me preguntaba cómo podía llegar a tener empatía, decir cosas buenas o, siquiera, ayudar a las personas que lo necesitaban. Si bien es cierto que conmigo no se había portado como debía, también sabía que ella había hecho todo lo posible por no seguir sus impulsos, por aguantarse.

Me senté a su lado y le pasé el brazo por los hombros. Ella apoyó la cabeza en mi hombro y suspiró.

—Si no viene esa tía, juro que la buscaré —me reí, era la primera vez que me reía después de todo lo sucedido.

—Sé que lo harás —dije con decisión.

Entonces, el móvil de Stacy sonó. Al principio pensé que era la mujer a la que había amenazado, pero cuando vi la sonrisa que se formó en su rostro, supe que era otra persona. Ella se levantó del sofá. Llevaba una camiseta vieja, rota, con manchas de pintura, su cabello estaba trenzado y caminaba descalza por la casa.

—Buenas, estaba pensando en ti —dijo con una sonrisa. —Sí, está conmigo... No, no te preocupes, estamos esperando a que venga una persona para que nos explique un par de cosas —se rió—. Bueno, intentaré ser lo más diplomática que pueda... Sí, se lo diré, chao, ARIA —gritó Stacy para que yo la oyera.

Me quedé paralizada, noté cómo mi corazón latía más rápido, me aproximé hacia Stacy, que, suspirando, me miró y, ladeando la cabeza, me dijo:

—Qué dolor de cabeza dais... Me ha dicho que mires tu móvil, que ella no puede contactar conmigo porque su padre le ha castigado por haber estado en comisaría, porque ha pegado a una chica —dijo, como si nada.

Abrí los ojos de par en par, no me podía imaginar a Aria en la comisaría, dudaba que eso fuera cierto. Aún así, con más miedo que nunca, me atreví a mirar el mensaje. Vi el chat de Aria. Tragué saliva y lo abrí. En esos momentos, algo sucedió. Mi mundo se reconstruyó poco a poco, una sonrisa se apoderó de mí y las lágrimas, que esta vez eran de felicidad, salieron nuevamente de mis ojos.

—¿Por qué lloras? —preguntó Stacy.

No me salían las palabras, no podía hablar. En esos momentos estaba eufórica, demasiado eufórica para ser cierto. Sin dudarlo, le enseñé el móvil a Stacy, quien, para mi sorpresa, dijo:

—¿Eso significa que tendréis la casa de vómito rosa y purpurina? —asentí y la abracé emocionada.

Me había perdonado, me había dicho que me quería, que ya sabía la verdad. Habían sido solo dos días malos, solo dos días en los que no sabía qué estaba pasando con Aria, y solo con ese mensaje el sufrimiento que pasé se esfumó, dejando la sensación de felicidad, de plenitud, de tener esperanzas en el futuro. Solo tenía que esperar a que ella viniera, solo tenía que esperar.

—Tienes dinero del concierto, y conozco algunas páginas de vuelos que no salen caros —dijo Stacy, guiñándome un ojo—. Además, me gustaría ir a Francia, seguramente alguna más se vendrá... voy a preguntar —y se fue hacia su ordenador.

En esos momentos me dio igual todo, quería ir hacia ella, abrazarla, decirle que la amaba, que por favor no me hiciera pasar por ese calvario, que la necesitaba tanto como ella me necesitaba a mí, que estábamos destinadas a estar juntas para siempre, que sí, que se podía, que nuestra historia seguiría, que no se acabaría.

—A la mierda, coge esos vuelos, yo aviso a todos —dije con decisión.
Ella se rió, y sin dudarlo empezó a teclear algo en su ordenador, pero yo estaba pendiente de otra cosa, debía avisar a todos.

—Entonces, ¿nos vamos a Francia? —preguntó Stacy.

—Sí, haz las maletas, nos vamos a Francia.

Dicho eso, ella no dudó, ni yo. Ambas nos organizamos con los demás. Nos íbamos en unas horas, en unas horas estaría con la mujer de mi vida, en unas horas todo este sufrimiento pasaría, en unas horas estaría en mi verdadero hogar, que era ella.

Perdona Si Te Llamo Amor-Primer Libro De La Saga: Perdona Si Me Enamoro- EDIT1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora