Aria siempre ha sido una chica risueña y alegre, capaz de encontrar el lado divertido de cualquier situación. Pero su optimismo es puesto a prueba cuando su madre decide mudarse con su nueva pareja. Ahora, Aria se enfrenta a un desafío mayor: adapta...
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Stacy
La verdad es que la fiesta tampoco era para tanto. Me quedé contemplando al grupo, cada cual más extravagante que el anterior. En esos momentos sentía que no pintaba nada allí, que era una imbécil al haber sugerido ir a Francia para que Harley y Aria se reconciliaran, pero era consciente de lo que pasaba, de lo mucho que se querían... en fin, era vomitivo.
Con mi copa en la mano, vi a la feliz parejita bailando pegadas, ambas sonriendo, como si no hubieran roto el corazón de nadie, pero sí lo habían hecho, el mío. Estaba asqueada. Había amado con todas mis fuerzas a Harley y, cuando ella vino, todo se fue al traste. Pero también sabía que yo no era lo que le convenía a ella, que ella merecía a alguien que la tratara bien, que alguien la amara como ella solía amar.
No sé cuántas copas me bebí, quizás más de la cuenta. Entonces vi que Eri se acercaba a mí, era la que peor me caía sin duda, repulsiva y odiosa, una persona que quería lejos de mi vida, pero la tenía que aguantar, al menos, aquí.
La pelilila se acercó a mí y vi cómo esbozó una sonrisa que me habría gustado borrar de un puñetazo, pero no pensaba montar el espectáculo, no al menos aquí.
—¿Siempre tienes cara de amargada? —se podía percibir su acento italiano, algo que le hacía odiarla aún más.
—Si te molesta, te das la vuelta —la corté.
—Eres odiosa, no sé cómo te aguanta Aria.
—Lo mismo digo, no sé cómo habéis sido amigas tanto tiempo, pero quizás los marginados os juntáis entre vosotros para no sentiros solos —dije a la defensiva.
Ella se acercó más a mí, sentí su aliento muy cerca de mis labios. Tenía un olor a mora y a menta, un olor tan extraño pero al mismo tiempo embriagador.
—No me gustas.
—Lo mismo digo.
—¿Te acuerdas de que te dije que no te odiaba? —negué con la cabeza.
—Pues sí, perdona, sí, te odio —y sin más se fue.
En esos momentos supe que esa tipa me iba a traer problemas.
