Marianne
—Hazme tuya Marco.—dije viendo a Marco quien me miraba con sus ojos brillosos y una hermosa sonrisa.
—Oh te amo tanto, tanto Marianne, te amo, te amo.—me besó y yo gemía gracias a sus besos y caricias.
—Eres mía Marianne Reus, toda mía.—dijo entrando en mi.
—¡Marco!
Mi teléfono sonó y yo desperté.
—¡Joder!—dije algo molesta y...¿Excitada? ¿Qué hacía soñando con Marco Reus? ¿Y qué hacía alguien llamándome a las 4am?
—¿Quién es mi amor?—dijo mi novio Pedro abrazándome por la cintura.
Vi el celular:
Marco Reus, llamando.
—¿Cómo Marco Reus tenía mi número? Porque él escribió el suyo, más yo nunca le di el mio, extrañada por eso, decidí contestar.
—¿Hola?—dije bostezando
—¡Hola Marianne!...¿Podemos hablar?
—¿Pasa algo?—dije preocupada.
—¿Mari?—dijo Pedro, yo tapé el auricular.
—Debo atender, ¡Ya vuelvo!—me separé de él y salí de la habitación.
—Ahora si Marco, ¿Paso algo?
—Sólo quería oír tu voz.-yo sonreí.
—Y no podías no sé...¿Oír mi voz a otra hora que no fuera a las 4 de la mañana?
—¡Oh Dios! ¡De verdad lo siento! Aquí son las 9am así que pensé que no habría problema, ¡Te dejaré dormir!
—¡Noo!—dije interrumpiéndole.—No Marco, de verdad, está bien, después de todo en media hora debía levantarme.—yo sonreí, por alguna razón me había encantado que me llamara, así que ¿Por qué no hablar con él?
—Y, ¿Cómo has estado?
—Bien, bien ¿Y tú? El trabajo me tiene agotada, pero ya que nunca es lo suficientemente temprano para preguntar...¿Cómo conseguiste mi número? Porque que yo recuerde no te lo di.
—Tengo mis contactos preciosa, y veo que eres excelente en tu trabajo, nunca habrá suficiente de ti.
—Te aseguro que conmigo nunca te aburrirás Marco Reus.—dije riendo.
—Sé que no Marianne Carter, nunca podría aburrirme de ti.—dijo en tono seductor.—¿En dónde estás ahora?
—Estoy en Buenos Aires.
—Umm que lastima.—pude oír un suspiro así que pregunté.
—¿Por qué?—dije curiosa.
—Yo me entiendo señorita.—dijo riendo.
—Aunque...a final de mes estaré por allá, me pregunto que se celebrará a final de mes en la gran ciudad de Dortmund.—dije riendo
—¿Quizás el clásico Borussia Vs Schalke?
—¡Usted está en lo correcto Mr.Reus! Así que si,estaré por allá una semana creo.—dije haciendo cálculos en mi mente.
—¿Y cree que podamos vernos?—yo me sorprendí.
—Marco yo...—honestamente, no sabía que decir.
—Como amigos Marianne.—dijo con voz seria
—En ese caso...¡Estaré encantada!—dije sonriente ¿Qué podría ir mal?
—¿Marianne?
—¿Si?.—dije yo sin perder mi sonrisa.
—Creo que nunca he extrañado a alguien así, y sé que eso es una locura considerando que eres una periodista...Pero, por primera vez en 5 años...
—¿Si Marco?—dije algo nerviosa, ¿Por qué me decía todas estás cosas que hacían latir desbocado a mi corazón?
—Por primera vez en 5 años me sentí vivo, tu me hiciste sentir vivo...—en su voz se notaba algo de...¿Nostalgia?
—Marco....—dije yo susurrando.—¿De verdad había dicho eso?
—No, olvídalo, es una ridiculez, sé que un chico está ocupando tu corazón ahora y yo aquí haciéndote sentir incómoda.—dijo irónico pero la verdad, tenía razón.
—No Marco, no, nada de eso, fue...lindo eso que dijiste, yo encantada de haberte sacado sonrisas, como ya te lo dije Marco, tu mereces ser feliz, debes ser feliz.
—¿Y si?
—¿Y si que?—dije algo ansiosa, quería oír lo que tenía por decir, quería saberlo todo, porque me preocupada, no como periodista, si no como ser humano, como...¿Si fuera mi amigo? ¡Ni yo sabía qué pensar! O mejor dicho, ¡Qué sentir!
—Olvídalo, no es nada, espero ver pronto mi entrevista Mrs.Carter y más pronto espero verla a usted, que tengas un hermoso día Marianne, lo mereces, hoy...y siempre.—yo iba a responderle cuando él ya había cortado. ¡Dios! ¡DIOS! No había otra forma de describir a Marco Reus, su voz...su voz lograba estremecerme, sus palabras...nunca pensé que esto pasaría, nunca pensé que me pasaría a mi aunque...¿De verdad estaba pasando a algo?, bueno iba a verme con él en un par de semanas...¿Eso es algo?, dispuesta a no pensar más decidí ir directo a la ducha, media hora después me encontraba fuera de esta, me vi al espejo...¡Oh no! Unos ojitos más brillantes que nunca y una gran sonrisa se habían formado en mi rostro.
—¡Maldito Marco Reus!—dije algo desesperada, ¿Cómo se había metido en mi mente de esa forma?
—Amor, ¿Por qué maldices a Marco Reus?—dijo mi novio viéndome por el espejo y yo lo mire extrañada, reí disimuladamente y dije.
—¡Es que tengo mucho trabajo mi amor! ¡Y debo terminar de editar la entrevista! Probablemente este toda la mañana en eso, y creo que tendré que quedarme horas esta noche para cumplir con todos los compromisos.
—Hoy tenemos la cena con los ejecutivos del canal, ¿Lo olvidaste?.—dijo dejando un beso en mi cuello.
—¿Es hoy?—dije algo angustiada.
—¡Si mi amor!—dijo Pedro riendo.—así que por que no te apresuras, debemos llegar temprano.—¿Olvide decirles? Pedro y yo trabajábamos juntos!—A no ser que quieras otra ronda chiquita.—dijo apretando mi gluteo y por primera vez hice algo que nunca pensé.—¡¡¡NOOO debemos irnos!!!—él me vio extrañado y yo corrí hacia el closet.
¿Qué me estaba pasando?
Llegué a mi oficina una hora después, sobre ella un ramo de pequeñas rosas rojas y justo en el centro una amarillo con negro, una tarjetita del BVB con una pequeña abejita venía con el ramo.
"¿Qué estás haciendo con mi mente Marianne Carter? Te fuiste hace una semana y nunca me había sentido de esta forma, no puedo esperar el volver a verte, no sé como describirte lo mucho que cambiaste mi vida en tan poco tiempo, ya dije que es una locura, pero, supongo que tu llegaste y me la devolviste, no puedo privarme del placer de decir la verdad Mrs.Carter...la extraño, y espero verla pronto"
Besos
Marco Reus
_________________________________________________
¡Y hasta aquí el capítulo 2! ¡Espero te haya gustado!
¡No te olvides de votar y comentar!
Paty
ESTÁS LEYENDO
Mi Pequeña. Marco Reus (Terminada)
FanfictionMarco Reus conoció a su pequeña por casualidad. De un momento a otro paso de increíblemente amargado a increíblemente feliz, nunca se imaginó que esa periodista, esa hermosa mujer pudiera robarle el corazón de ese modo. Sólo una mirada basto para qu...