Capítulo 34. Hugo

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Dos días después

Marianne

"Reus fuera, Löw dentro"

"La caída del campeón"

"Beckenbauer explota y dispara contra Reus"

"¿Qué más puede perder Reus?"

—No puedo creer que esté pasando esto.—dije sorprendida al ver los periódicos que me había traído Hugo—Esto está muy mal...

Los periódicos afirmaban que habían despedido a Marco de la selección, por si fuera poco, Beckenbauer estaba trabajando para que le revocaran el premio, le estaban quitando todo por lo que tanto había luchado y, a pesar de todo lo que había pasado, me sentía mal, me sentía muy mal por él, porque sé cuanto había trabajado por llegar a donde estaba, y ahora, ahora lo había perdido todo.

—Es lo que se merece, Marianne.—dijo mi camarógrafo, mi inseparable Hugo, tiene 27 años y ha sido mi fiel compañero desde que trabajo en el canal, era muy guapo, no les voy a mentir, tiene a todas loquitas por él, lástima que él sólo tiene ojos para su nena de 2 años, Hilary. ¿Aunque bueno, quién no se derretiría por los huesitos de ese español?—Te engañó y le pagó de la peor manera a uno de sus jugadores, no te merece a ti, ni a esas niñas hermosas que tiene.—dijo acercándose a mí para acariciar mi rostro suavemente, no paraba de mirarme y me perdí en sus ojos café, nunca me había fijado en lo bonitos que eran—Yo nunca, nunca le sería infiel a una mujer como tú.

—¿Una mujer como yo?

—Una mujer bella, hermosa, simpática, carismática, trabajadora, luchadora, encantadora, fiel, sexy.—yo me ruboricé por sus palabras—apasionada, sincera, esas niñas son muy afortunadas por tenerte, cualquier hombre estaría loco por tenerte...¿Marianne?

—¿Si?

—Lo siento.—dijo para rozar suavemente sus labios con los míos, fue por un breve momento pero fue ¿Lindo? Diferente...muy diferente.

—Hugo.—dije deteniéndolo—Estoy casada.

—Lo siento Marianne, bueno, no lo siento, porque tú me gustas...y mucho—dijo sonriéndome—pero no debí besarte sin tu consentimiento, no es de caballeros.

—No, no lo es, y por favor, no vuelvas a hacerlo.

—No necesitaré volver a hacerlo.—dijo en mi oído—Porque tú me lo pedirás.

—Pero...

—Nos vemos más tarde hermosa—dijo saliendo de la oficina y dejándome con la palabra en la boca.

Sin pensarlo acaricié mis labios mientras procesaba lo que había pasado, Hugo me había besado, me había besado a mí.

—Oye, Mari...—dijo Alejandra llamándome, pero se cayó de inmediato al verme—¿Qué ha pasado?

—Hugo me ha besado.—dije mientras veía por la ventana el amanecer, el hermoso amanecer que significa nuevas cosas...nuevas oportunidades.

—¿QUÉÉÉÉ?—grito sorprendida—¿En serio?

—Tan en serio como que llamo Marianne Reus, bueno, al menos por ahora lo soy.

—¡No puede ser! ¡Te envidio!

—¿Pero qué te pasa?

—¡Te acaba de besar el chico más ardiente del canal!

—Y yo estoy casada, Alejandra.

—¡Con un hombre que te engaño!—sus palabras me dolieron en lo más profundo y sin pensarlo solté unas lágrimas.

—Lo siento Mari, de verdad lo siento.—dijo llegando hasta mi y abrazándome—Yo no quería.

Mi Pequeña. Marco Reus (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora