Capítulo 44. I adore you, that's all

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Marco

Luego de esos dos días inolvidables junto a mi pequeña decidimos volver a casa con nuestras niñas.

La primera vez que entré sentí una paz dentro de mí. Esa casa significaba mucho, había vivido tantos momentos inolvidables...y unos cuantos muy olvidables debo decir, pero momentos que formaban parte de mi vida y la de Marianne, y que, sin ellos no estaríamos aquí.

—No hay nada como volver a casa.—dije sonriendo, todo estaba como cuando me fui, limpio, con ese característico olor a vainilla que a mi pequeña tanto le encantaba, los juguetes de Catalina y Destiny regados por la sala, los cientos de fotos en la cocina, algunas paredes rayadas, mi casa...

—Me encanta que hayas vuelto.—dijo mi pequeña besándome—Creo que deberíamos ir a cambiarnos y luego buscar a las niñas ¿Te parece?

—Me parece muy bien.—la tomé en mis brazos y ella rió.

—¡Marco!—dijo riendo.

—Te amo nena.—la besé mientras subíamos las escaleras hasta nuestra habitación.

Allí me encargué de desnudarla, ella hizo lo mismo conmigo, volví a tomarla en mis brazos y la llevé a la tina...

—Oh si.—dijo mi pequeña ronroneando de puro placer mientras esparcía el gel de baño por todo su cuerpo, tomé en mis manos un poco de gel olor chocolate y lo pasé por sus pechos, los apreté y amasé mientras sentía los gemidos de mi pequeña...

—¿Te gusta nena?—dije pellizcando sus pezones haciéndola gritar.

—Me encanta Marco.—dijo arqueándose contra mí, mi mujer desnuda, llena de espuma y rozándose contra mi piel era la octava maravilla del mundo—No pares mi amor.

—No pararé chiquita.—seguí apretando sus pezones y masajeándolos, me encantaban y por mucho que Marianne dijera que no estaba embarazada, no había forma de que eso no fuera posible, estaban mucho más sensibles y eso me encantaba.

Seguí con mis caricias y bajé hasta su cintura mientras daba besos en su cuello, abrí sus piernas y luego pasé mis manos por uno de mis lugares favoritos en el mundo...abrí su deliciosa vagina con mis manos sintiendo todo el calor que emanaba de ella.

Mi amor soltaba gemidos que sólo me ponían más duro de lo que ya estaba, tomé su clítoris entre mis dedos y lo pellizqué con una de mis manos, con la otra metía mis dedos en ella, mi boca seguía torturando su cuello...

—Ah bebé, no pares, no pares Marco.—metí mis dedos más profundamente en ella y empecé a follarla, ella aprisionaba mis dedos en su interior y eso me volvía jodidamente loco, mi polla ya estaba en la entrada de su delicioso culo, ella se levantó un poco, dejando su lindo y grande culito a la vista y me dio la señal que necesitaba, guié mi pene ante su entrada y la penetré suavemente por detrás, cuando todo mi miembro estuvo dentro de ella se recostó contra mí y empezó a dar pequeños saltitos sobre mi pene, gemí de puro placer.

—¿Te gusta, papi?

—Me encanta nena, me encanta.—dije gimiendo y moviendo mis caderas junto a las de ella, seguía penetrándola con mis dedos por delante mientras que mi pene lo hacía por detrás.

—Oh que magnífico trío que estamos teniendo preciosa.—dije mordiendo su cuello—Te adoro, te adoro Marianne.

—Umm me encanta sentir tus dedos en mi coño bebé, te adoro y adoro tu delicioso pene penetrándome, adoro todo de ti papi lindo.—dijo excitándome más que nunca, me encantaba cuando mi mujer me hablaba sucio.

Mi Pequeña. Marco Reus (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora