Mi Pequeña. Marco Reus (Terminada)

Capítulo 20. M, M & B?

Marianne

2 meses después

Dortmund, Alemania

Me desperté a media noche para vomitar, me sentía mal, llevaba como una semana así y me preocupaba, vomité lo que pude, ya que no había comido mucho la noche anterior, solté unas lágrimas, ¿Hasta cuándo con esto?

—¿Estás bien mi pequeña?—dijo Marco abrazándome.

—No, no lo estoy.—dije mirándolo y él se inclinó para dejar un beso en mi frente.

—Creo que debemos ir al hospital.—asentí.

—¿Ahora?—dije mirándolo, no quería ir al hospital, me daba mucho miedo, pero Marco tenía razón.

—Si señorita, ahora, debemos ver qué pasa.

—¿Y si algo va mal?—dije asustada.

—Pues, pase lo que pase, yo estaré contigo.—dijo dejando un casto beso en mis labios.

—¡No me beses!—dije apartándolo—Es asqueroso.

—Tú nunca me darías asco pequeña, ahora, quítate la ropa y vamos bañarnos.—yo hice lo que me dijo, ambos nos duchamos, nos lavamos los dientes y fuimos a cambiarnos.

Yo me puse unos simples jeans, una camisa holgada, un gran abrigo, una bufanda y unas botas que me llegaban hasta la rodilla, marco se puso sus jeans, sus zapatos, su camisa de jean y su suéter, se veía sexy.

—¿Qué pasa mi amor?—dijo besándome.

—Estás sexy cariño, te amo.—dije para besarlo.

—Te amo más mi pequeña, ahora vamos.—dijo tomando mi mano, salimos de casa y subimos a la camioneta, Marco puso en marcha al auto y fuimos al hospital.

Él acariciaba mi mano pero yo iba perdida en mis pensamientos, me sentía mal, ¿Qué tal si había algo mal conmigo?

—Todo estará bien mi pequeña, no te preocupes.—dijo besando mi mano.

—Me encanta esa capacidad tuya de leerme la mente.—dije sonriendo mientras lo miraba.

—Estamos conectados preciosa, estamos destinados a estar juntos.—ambos sonreímos.

Seguí mirando el paisaje, estábamos en noviembre y pequeños copos de nieve caían del cielo, me encantaban y es que podrían ser casi la 1am pero yo estaba más que despierta. Una media hora después llegamos al hospital, este estaba casi desierto a excepción de las enfermeras que iban de un lado para otro, entramos por el área de emergencias y allí me hicieron una historia y me remitieron al doctor de guardia. Marco estaba conmigo en todo momento, pero cuando iban a revisarme el doctor le pidió que esperara afuera, este me besó antes de entrar y deseé que todo estuviera bien.

—Así que Marianne...tienes 27 años y todo parece estar bien, ¿Qué ha pasado?

—Pues, he estado sintiéndome mal los últimos días, tengo mareos, vomito a todas horas, voy mucho al baño, me siento agotada, ¡No sé qué me pasa!

—¿Sabes que estás describiéndome todos los síntomas de un embarazo?—mencionó con una sonrisa y me asombré, ¿De verdad podía estar embarazada? ¿Iba a tener un bebé con Marco?

—¿Esta insinuando que estoy embarazada?

—No.—dijo él con una sonrisa—te estoy diciendo que estás embarazada.

—¿Cómo lo sabe?—dije sorprendida.

—No hay que ser doctor ni tener un examen para saberlo, de igual manera haremos una ecografía, y estás aquí porque imagino te dieron vómitos y tu novio estaba tan preocupado y decidió traerte aquí a ver qué pasaba, ¿O me equivoco?—yo negué—Lo sé porque yo lo hice con mi esposa, de hecho, yo no estaba tan tranquilo como Marco, yo gritaba.—ambos reímos—ven por aquí, te haremos la ecografía.