Mi Pequeña. Marco Reus (Terminada)

Capítulo 37. Suiza Parte I

Marianne

Iba manejando mi auto mientras recordaba los acontecimientos del día de hoy, nunca esperé ver a Marco aquí, pero no saben cuan agradecida estoy porque esté aquí, aunque sea para pelear, para lo que quisiera, pero estaba vivo y acababa de dejarlo en casa con nuestras hijas, esta semana había resultado caótica y sólo empezaba, es increíble como la vida te cambia...

Y hoy el destino volvió a girar, porque yo debería estar en casa compartiendo con mis niñas, no rumbo al aeropuerto a cubrir el ataque, mi vida era una locura ahora y no sé cuando volveremos a la normalidad, aunque miento: Mi vida nunca ha sido normal y mucho menos desde que estoy con Marco.

Pero no me arrepiento, no me arrepiento de nada porque amo a ese hombre con locura y aunque me sigue doliendo y no sé si pueda perdonarlo, mi corazón siempre estará a su lado y con el de mis niñas.

Al llegar al canal ya estaban Hugo y mi jefe del canal esperándome.

—¡Marianne!—dijo Hugo corriendo hasta mi para abrazarme—Lo siento tanto cariño, tanto.

—¿Qué te pasa Hugo?

—Marco él...—dijo confundido.

—Marco está en Dortmund, Hugo, lo acabo de dejar en casa con las niñas.

—¿En serio?—pero su cara se descompuso—¿O sea que se arreglaron?

—No, aún no, pero no sabes cuán aliviada estoy de que esté aquí, me hubiera muerto si le pasaba algo.

—Pues qué bien...por ustedes.—dijo algo molesto, por suerte nuestro jefe llegó a interrumpir nuestra conversación.

—Okey, esto es lo que necesitas saber.—dijo dándome una tableta con toda la información—La iremos actualizando de acuerdo vayan pasando las horas y los acontecimientos, gracias por hacer esto, recuerden que será difícil pero no imposible, Hugo.—dijo viendo a mi compañero—Me la cuidas ¿Sí? No podemos perderla.

—Con mi vida.—dijo mirándome y su mirada me derritió.

—Cuídate tú también y esperemos que todo salga bien.

—Con el favor de Dios será así jefe.—dije sonriente.

—Hasta luego entonces, espero verlos pronto.—dijo abrazándonos a ambos.

—¿Estás lista?—dijo Hugo tomando mi mano.

—Siempre estoy lista.

La verdad que esta sería la primera vez que iría a cubrir algo "peligroso" y eso era preocupante para mí, la verdad me aterraba la idea de no ver más a mis hijas, a Marco, a mi familia, a todos aquellos que son importantes, pero este es mi trabajo, la profesión que yo amo y con la cual me comprometí a trabajar siempre.

—Así que Marco está en Alemania.—dijo Hugo mirándome, iríamos en auto ya que los vuelos a Suiza estaban suspendidos.

—Sí, se ha quedado en casa con las niñas...

—¿Y lo perdonarás?

—Eso es algo que no sabría responderte.

—¿Pero le quieres?

—Lo amo.

—O sea que lo perdonarás...

—¿A qué viene todo esto, Hugo? Que yo sepa todo esto no es problema tuyo.

—Claro, vale, no es problema mío.—se molestó y me arrepentí de lo dicho, sé que Hugo tenía las mejores intenciones pero yo ahora no podía...y no sé si alguna vez podré.