CAPÍTULO 35

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Narra Maca

Abro los ojos lentamente.

—Hola guapa—dice alguien. Yo esa voz la conozco.

—¡Marcus!—exclamo echándome hacia atrás.

—Así es linda. Te he traído algo de comer.

—No quiero tu comida—empujo la bandeja con los pies fuera de mi alcance—. Quiero ir a casa. Con mi familia y con Chase.

—Eso no va a ser posible—toma la bandeja y se voltea a verme antes de irse—. Te quedarás aquí hasta que él lo decida.

—¿Él?—pregunto frunciendo el ceño aun que no quiero saber la respuesta.

—Si yo—dice una voz a mis espaldas.

—¿Qui-quién es usted?—pregunto con la voz temblorosa dándome la vuelta hacia la voz.

—Soy Douglas. Douglas Davenport—camina hacia dentro del laboratorio.

—¿Da-Davenport?—pregunto de nuevo. La voz tiembla mucho de nuevo..

—Si. Soy hermano de Donald Davenport—me respopnde—. Dueño y actual único miembro de Industrias Davenport.

—¿Por qué hace esto?—pregunto al borde del llanto—. ¿Qué quiere de mí?—grito y las lágrimas caen por mis mejillas.

—De ti exactamente nada. Quiero a alguien que te tiene mucho aprecio—habla girándose al ordenador.

—No se atreva a tocar un pelo de Chase o lo lamentará—grito. Douglas se aparta de mi para ir a hacer algo al ordenador.

(Videollamada)

—Hola Donnie—habla hacia el ordenador.

—¿Qué quieres Douglas?—puedo notar, a pesar de no verlo, que habla con odio.

—Ya sabes lo que quiero. Además deberías saber quien está conmigo—responde haciéndose a un lado.

—¡Maca!—exclaman todos al otro lado de la pantalla.

—¡Suéltala! Ella no tiene nada que ver. Esto es entre tú y yo—añade.

—Ven a buscarla si tanto la quieres—finaliza apagando el ordenador.

(Fin de la videollamada)

—Bueno bonita. Creo que te quedarás aquí un rato—dice.

—¡Soltadme!-grito, pero ellos ya se han ido.

Busco maneras de soltarme. Ninguna sirve. Pero..,  ¡la biónica! Alargo mis uñas, que se transforman en cuchillas afiladas que cortan la gruesa cuerda de mis manos. Uso el comunicador de muñeca que lleva mi reloj para intentar hablar con alguien de la mansión Davenport.

(
Llamada)

—¿Chase?—susurro a través del micrófono.

—¡Maca! Cielo, ¿estás bien?—pregunta algo alterado.

—Estoy asustada—admito—. No puedo destruirlos barrotes de la celda.

—Enseguida vamos—me tranquiliza—. Cálmate y mándanos la dirección.

—Ya voy. Venid pronto.

(
Fin de la llamada)

Envío la ubicación y creo una ilusión parecida a la cuerda para que nadie se dé cuenta de lo que ha pasado.

Tú Y Yo: ComplicadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora