capitulo 32

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Anthony

Rosas.

Hacía mucho tiempo que no veía unas tan hermosas.

Las tome en mis manos y le di gracias al vendedor, para más tarde dirigirme a la cabaña  de Candy.

Los últimos días había estado extrañando mi jardín excesivamente.

Y con todo lo que había estado pasando necesitaba ir a verlo. Pero dadas las circunstancias no podía acercarme a la mansión. No si quería seguir viendo a Candy.

Estaba completamente seguro de que la tía Elroy haría todo lo posible por que le retiraran la adopción. No podía permitirlo.

Conforme caminaba, el camino de piedra comenzó a abrirse paso entre el verde césped, el cual emitía un placentero olor a naturaleza.

El olor de las rosas inundaba mi nariz, frescas y vivas; a Candy le encantarían.

Divise la cabaña cada vez más cerca, y al llegar toque suavemente la puerta, imaginando a su vez, la expresión de ella cuando viera las rosas.

Recordé cuando le di la dulce Candy por primera vez. Su rostro se ilumino completamente, como si de un tesoro se tratara.

Supe en ese momento que era esa la expresión que quería ver toda mi vida.

Escuche unos pasos apresurados bajar de la escalera y poco después Annie abrió la puerta rápidamente.

Tenía los ojos llorosos, y se veía muy cansada, pero decidí no hacerle preguntas.

─ ¿esta Candy? ─ pregunte amablemente. La chica asintió levemente con la cabeza esbozando una pequeña sonrisa de medio lado.

─ así es, en seguida la llamo. ─ dicho eso salió corriendo y se adentró en la casa.

Me alegraba mucho saber que Candy estaba con Annie, que no estaba sola y sobre todo, que estaba con la mejor amiga de su infancia, con su hermana.

Poco después, ella asomo la cabeza por la puerta. Desvió sus  verdes ojos hacia el ramo de rosas rojas y luego rápidamente regreso a verme a los ojos.

Algo en ella me dijo que algo no estaba bien, pero no quise ser paranoico.

─ ¿son para mí? ─ dijo ella tímidamente con baja mirada.

─si─ respondí mientras asentía con la cabeza. ─ quería recordar el día cuando te di las dulce Candy.

La mirada de Candy continuaba siendo sombría. Confusa.

La expresión que esperaba ver no apareció en ningún momento.

Entonces, en ese lapso de cinco segundos, una idea atravesó fugazmente por mi cabeza; quizá ella solo necesitaba que alguien la ayudara a recordar, quizá si yo recreaba alguno de los eventos más importantes que han ocurrido entre nosotros ella pudiera recobrar la memoria.

─ gracias...pero no sé si deba aceptarlas─ esas únicas palabras congelaron cada uno de mis pensamientos y movimientos. Sus palabras resonaban en mi cabeza como un eco incesante, un terrible eco que quería que se detuviera cuanto antes.

─ ¿Por qué? ─ me limite a preguntar apenas pude recobrar el control de mi voz. ─ ¿pasa algo?

─ no, es solo que...─ guardo silencio. ─ me parece que no debería aceptarlas, eso es todo.

Mire al suelo incapaz de poder decir alguna otra cosa. Las rosas casi resbalaban de mis manos. La decepción, y sobre todo la impotencia me inundaron.

─ Lo siento─ dijo ella con un hilo de voz.

Si había alguien que pudiera hacerme sentir así, era ella, es solo que jamás creí que algún día lo haría.

─ ¡chicos! ─ exclamo una voz detrás de nosotros. Era una voz que no había escuchado muchas veces.

La mirada de Candy se desvió hacia ella y sonrió instantáneamente.

─ Susana─ saludo ella.

Gire mi cabeza para encontrarme con esa enérgica chica la cual no me daba buena espina, no después de lo que había pasado en la fiesta de primavera.

─ es una sorpresa encontrarlos aquí─ dijo Susana cuando estuvo junto a nosotros. ─ ¿Para quién son las rosas? ─ pregunto apenas las vio.

─ No importa─ dije rápidamente sintiéndome avergonzado y las deje a un lado de la puerta.

─ Bueno, pues he venido a ver a Candy, pero ahora que veo que están los dos, podríamos charlar juntos─ propuso la rubia.

─ De hecho... ─ comenzó Candy a decir. ─ yo tengo unas cosas que resolver.... ¡con Annie! Ella está muy triste porque Edward se ha ido y necesita mi ayuda.

─ bien─ dijo Susana mirándome a mi directamente con los ojos bien abiertos y una enorme sonrisa. ─ Entonces Anthony, ¿Qué tal si charlamos?

Me limite a asentir con la cabeza, sintiendo aun el dolor punzando frenéticamente en mi pecho.

─ bien, me retiro, lo siento─ dijo Candy apurada y cerró la puerta tras de sí, dejándonos solos.

─ demos una vuelta─ propuso Susana.

─ está bien─ respondí.

─ creo que te has llevado una mala impresión de mi...─ soltó de repente. ─ Por lo que paso en la fiesta. Y todo tiene una explicación, que es necesario que estuches.

─ Bien, porque me gustaría escucharla─ respondí.

─ Bueno, primero que nada, supongo que conoces a Eliza Leagan mejor de lo que yo lo hago ¿verdad? Bueno, entonces sabrás que ella frecuentemente recurre a las amenazas. En verdad no era mi intención hacerle eso a Candy, ella es la primera verdadera amiga que encontré al llegar al colegio. Pero Eliza consiguió cierta información de mí y me amenazo con revelarla si yo no la ayudaba.

Silencio. Tenía su punto, conocía a Eliza bastante bien.

Sin embargo no estaba seguro de poder confiar verdaderamente en ella.

─ Así que comencemos de nuevo─ dijo Susana recobrando su tono alegre. ─ Mi nombre es Susana Marlow─ dijo y extendió su mano hacia mí. ─ es un placer conocerte.

Las intenciones de esta chica no parecían ser del todo malas, sin embargo sabía que no debía confiar por completo en ella.

Estire mi brazo y estreche su  mano formalmente. Quizá un nuevo comienzo era todo lo que necesitábamos.

─ Anthony Brower Andley─ respondí. Y ella sonrió a un más.

Caminamos unos pocos minutos más. La verdad era que no teníamos mucho tema de conversación. Todo se remontaba a Candy siempre, como si fuera de lo único de lo que se nos estuviera permitido hablar.

El chofer de Susana había aparcado a un lado de la cabaña de Candy, así que la acompañe de regreso.

Me despedí de ella rápidamente, y antes de partir eche una rápida ojeada al ramo de rosas que había dejado en la puerta...

Pero no estaban.

Algo dentro de mí se compuso, junto con mi esperanza; Candy las había tomado.

Candy Candy- my everything. (Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora