Filofobia- Miedo a enamorarse

Capítulo 34

Ya ha pasado un mes desde que llegó mi pequeña a casa. Me encuentro en mi habitación jugando con Fia cuando mi móvil comienza a sonar. Lo busco por todas partes pero, no lo encuentro. Por último miro en la cama de Fia y allí está.

-Eres mala, ¿qué hacía mi teléfono ahí?- le regaño como si fuera una persona.

Desbloqueo la pantalla y tengo una llamada perdida de Thomas. Lo tenía olvidado a mi mejor amigo. Sin pensarlo dos veces lo llamo.

-Vaya mi amiga se ha acordado de mí, bueno si no fuera porque la he llamado seguro que ni lo hacía- dice dando paso a la llamada.

-Lo siento mucho. Sé que después de lo de Eldon no te llamé ni nada por el estilo pero es que estuve ocupada y también estuve pensando.

-¿En qué?

-En todo en general. Cuando fui a buscar a mi hermano al piso que le dejó su amigo Bruno, le confesé que me gustaría estar con él pero no puedo por el tema de que somos hermanos. La convivencia a partir de ese momento fue un poco rara y estuvimos distantes. Con Mike a penas me hablo solo cuando viene a casa para ver a Eldon y bueno por último Hanna que de ella sí que no sé nada, lo único que sé es que sus padres han decidido enviarla lo que queda de curso a Londres.

-¿Es enserio lo que me has dicho de Hanna?

-Sí, ¿por qué?

-No tenía ni idea de que sus padres le hayan hecho eso. Sofi, ella me gusta y tengo miedo a que se olvide de mí durante su estancia allí.

-Desde el primer momento que la viste supe que te gusto y debo decirte que tu también a ella. Puedes estar tranquilo que no se olvidará de ti.

-Gracias. Oye, ¿qué te parece si te invito a merendar esta tarde?

-Genial y además así te presentaré a Fia.

-¿A quién?

-A mi perrita, lleva un mes conmigo.

-¿Y por qué no me lo dijiste?

-Porque me olvidé de ti- digo y estallo en carcajadas.

-Que graciosa.

-Te prometo que no me volveré a olvidar de ti nunca más.

-Eso espero.

-Thomas, te tengo que colgar acaban de pegar a la puerta y estoy sola en casa.

-Vale, esta tarde nos vemos.

-Sí- digo y cuelgo.

Cojo a Fia en brazos y bajo las escaleras. Camino descalza hasta la puerta y la abro encontrándome a una de las personas que menos me gustaría ver en este momento.

-Sabrina.

-Sofia.

-¿Qué quieres?

-Vengo hablar con tu hermano.

-No está.

-¿Y dónde está?

-Yo que sé, adiós- digo y le cierro la puerta en sus narices.

Vuelve a pegar por lo que vuelvo abrir.

-¿Qué haces cerrándome de esa forma? No eres nadie para hacerlo.

-Ups perdón, pero no pasa nada si te hago daño en la cara porque te la puedes operar y mejorarla- digo comenzando a enfadarla- Mira que Eldon no está, ¿vale? Ahora vete. Por cierto tengo derecho hacer lo que quiera con esta puerta porque estoy en mi casa- digo y cierro.

Me siento en el salón y enciendo la televisión. Lo primero que salen son las noticias.

-Un joven ha sufrido una caída mientras colocaba en lo alto de un puente una pancarta que decía "Sofi lo siento, vuelve conmigo". El chico ha sido llevado inmediatamente al hospital del centro con heridas graves y problemas respiratorios producido por el impacto al suelo. Seguiremos informando.

-Mike- pronuncio y varias lágrimas comienzan a derramarse de mis ojos.

Subo a mi habitación corriendo y me cambio de ropa lo más rápido posible. Salgo al jardín y busco al nuevo jardinero que mis padres han contratado.

-Willy- lo llamo.

-¿Si?

-Necesito que cuides de Fia, tengo que ir lo más rápido que pueda al hospital.

-Sofi tranquilízate, cuéntame que ha pasado.

-Mike se ha caído de un puente a no mucha distancia del suelo, estaba colocando una pancarta en la que decía "Sofi vuelve conmigo". Todo esto es por mi culpa Willy.

-No digas eso, tú hiciste lo que tenías que hacer. Hay muchas maneras de reconquistar a una mujer sin jugarte la vida así que no digas que es tu culpa.

-Tienes razón- digo rendida- Oye, ¿me dejas las llaves de tu moto?

-Pero si solo tienes dieciséis años, no tienes permiso de conducir ni edad.

-No te preocupes que sé y tendré cuidado.

-Sofi lo siento pero no, no quiero que tengas ahora un accidente y encima por mi culpa, tu padre me puede despedir.

-Venga ya, por favor- pongo cara de cachorrito.

-De acuerdo, toma pero no corras y ten cuidado.

-¡Gracias!

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