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Avisos previos, he modificado TODOS los capítulos anteriores por lo que disculpen la pésima redacción de antes... Intente modificarlo lo mejor que pude, ahora sí... A LEER. 

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Sí el día de ayer ya había sido terrible en cuanto a calificaciones, hoy definitivamente era peor. Habían entregado un examen, el cual realizamos la semana pasada, obtuve un penoso 3 –considerando la escala de 1 a 7– esto me implicaría problemas con el máximo general que era mi padre.

Lleve mis manos a mi rostro desesperada al intentar crear alguna posible explicación. Él tenía acceso a mi registro académico vía internet, hoy era viernes por lo que existía la posibilidad que lo chequeara el fin de semana.

- Hey, no te abrumes... Yo obtuve un 3,1–Me animo la pelirroja.

Mi cabeza dio de lleno al pupitre para lanzar un sonoro bufido, esto estaba mal.

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El fin de semana había llegado y mi padre comento que me tenía una sorpresa por lo que decidí omitir información acerca de mi maravilloso 3. No quería arruinar el momento que tanto espere, tiempo de compartir como padre e hija.

El camino levanto mucha tierra y parecía que estábamos muy en las lejanías de Nevada lo cual me llamaba profundamente la atención ya que no podía ver más tierra, tierra y más tierra.

- Estas seguro que aquí hay algo si quiera vivo?– Pregunte mirando por la ventana.

- Marié en Nevada hay más de lo que te imaginas­– Contesto.

- El área 51– Reí.

E es una extensión territorial en Nevada, propiedad del gobierno norteamericano. Es muy popular por el hecho de que allí, durante años, se vienen desarrollando experimentos aplicados a humanos a base de tecnologías secretas, donde se presume que tienen encerrados alienígenas y en donde también se dice que existen nuevas aeronaves militares. Pasamos por un umbral el cual era custodiado por dos militares que sostenían armas enormes.

- Y por qué te causa gracia?– Cuestiono mi padre.

- Papá, acaso no creerás que es si quiera real–Su silencio me hizo dudar–Es real?– Pregunte temerosa.

- No, claro que no– Finalizo.

Luego de andar por lo menos unos 7 kilómetros más adentro en un sendero desértico, nos encontramos con un segundo umbral pero este tenía unas grandes puertas y era custodiado por cuatro militares armados.

Aquellos hombres no me generaba ningún tipo de impresión, de pequeña acompañaba a papá a las bases militares y que estuviesen con armas, para mí era como si fuese un brazo más.

Luego de pasar dos controles más aparco el auto al frente del entrenamiento de un batallón. Papá se bajó del auto y yo lo seguí por inercia.

- John, qué tal?– Dijo cordial un hombre con una boina negra y cuatro estrellas en su hombrera.

Mire a mí alrededor como un grupo de jóvenes entrenaban arduamente con apenas una camisa ceñida y pantaloncillos cortos. Me preguntaba sí esto –el entrenamiento- podía verlo cualquier persona, ya aquellos chicos lucían demasiado cansados para mí gusto y este entrenamiento parecía digno de ser algo confidencial y solo gubernamental.

- Muy bien Capitán Schwartz­– Puso su postura erguida y yo solo le sonreí al tipo de la boina negra el cual también me la devolvió.

- Descanse capitán– Sonó su áspera voz y mi padre obedeció.

- Mi hija Marié– Me presento.

Subnormal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora