Admito que en un momento quería golpearme por lo estúpido que había sido al arruinarla hoja que tenia de prueba para demostrar que Alex era el padre de Marié pero cuando seguí leyendo la pequeña libreta, John no dejaba de repetir el odio profundo que sentía tanto por su no hija como por su esposa y bueno, también por su es mejor amigo, Alex.
Tome una chaqueta para luego salir de la casa, no sin antes tomar las llaves de uno de los deportivos de Bronx. Cuando me encontraba en la parada 51, mi cuerpo pareció tensarse pero era una reacción típica para todo los subnormales.
Pase por la fase de escáner para identificarme, cuando por fin pude decirles que quería hablar con el coronel Alex Reed fui inspeccionado nuevamente pero ahora revisaron mi ropa, lo cual era estúpido ya que si quería matarlo no utilizaría un cuchillo o pistola. Luego de todo el protocolo fui escoltado a su oficina.
- Es bueno verte, simio dos–Me burle.
La verdad es que sabía que era un idiota por excelencia pero ahora estaba jodidamente emocionado con la bomba que le lanzaría a Reed, más cuando me había confesado acerca de su amor de la juventud.
- Te detesto, Schwartz–Rezongo el guardia–Más por hacerme levantar a las cuatro de la mañana.
Me reí en su cara para luego impedir que simio uno tocara educadamente la puerta de Reed y entrar de golpe al despacho.
- Bien, ya pueden irse–Les hable cerrándole la puerta en la cara.
- Realmente pensé que ayer sería la última vez que te vería, Daniel–Comento sentado frente a su escritorio.
Parecía que estaba ordenando todas sus cosas para su próxima renuncia, ya que varias de su pertenencia se encontraban en cajas.
- La verdad es que yo también creí lo mismo–Hable manteniendo un semblante autosuficiente.–Necesito de tu ayuda.
- Perdón, qué?–Se rio para luego quitar su boina de coronel y dejarla encima de su escritorio.–Tu padre sabe que estas aquí?.
- A él le da igual en donde esté así que eso da igual–Me encogí de hombros– Pero bueno, no he venido a hablar de mi padre.
- No? Y a qué has venido–Junto sus manos para mirarme con atención.
- Qué tanto amas a Anne Wills–Al mencionar su nombre su cuerpo se tensó.
- De qué estás hablando Daniel?–Espetó preocupado.
Rápidamente me cerní sobre él, sujete de su camisa para luego mirarle con mis ojos negros.
- Qué tanto odias a los subnormales?
- Yo no los odios, Daniel–Contesto pareciendo no importarle mi arrebato–Es más me avergüenzo de haber sido parte de esta misión, ya te lo había dicho. Me retirare para siempre del Centro de Control Militar.
- Vale–Solté su camisa para volver a mi posición de antes–Qué sabes de los anormales?.
- Daniel, entiendo que te confié muchas cosas el otro día pero eso no quiere decir que te comente cosas estrictamente confidenciales–Hablo tranquilo.
- Ni siquiera por tu hija?
Mis ojos verdes chocaron con sus ojos café, los cuales me miraron sorprendido para luego reírse y negar con la cabeza.
- Yo no tengo hijos, Daniel–Contesto–Después de Anne no estuve con ninguna mujer.
- A eso voy–Alex me miro confundido.
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Subnormal.
RomanceMarié Leblanc hija de un estricto militar, John Leblanc, deberá cambiar su vida luego de la extraña y repentina muerte de su madre pero este no es la única cosa que deberá enfrentar ya que deberá aprender que no puede ser siempre la chica dependient...